1. Hanna Müller


    Fecha: 01/10/2020, Categorías: Hetero Autor: Barquidas, Fuente: CuentoRelatos

    ... que pusiera sus ojos en otra “perra alemana fascista”, pues ésta a él le había hecho “tilín”, y claro, desde tal momento, lo de “díjolo Blas, luego punto redondo” y amén.
    
    La época que pasó Hanna bajo la “protección” del susodicho oficial fue algo así como “de vino y rosas”, dentro de lo que cabe, claro, pues tampoco estaba el “patio” como para tirar excesivos cohetes, pero comparativamente con lo pasado anteriormente, con un canto en los dientes podía darse. La cosa fue que en Julio de 1945 se constituyeron, deslindadas las unas de las otras, las cuatro zonas berlinesas de ocupación, soviética, norteamericana, británica y francesa, de manera que las tropas soviéticas evacuaron las áreas de Berlín que quedaban bajo administración occidental, ocupando las tropas de cada país aliado la zona que le correspondía.
    
    Así que, al querer la suerte que el sector de la ciudad donde Hanna moraba quedara dentro de la demarcación americana, los soviéticos la evacuaran siendo reemplazadas sus tropas por efectivos norteamericanos. Aquello, que pareció ser el fin de la “protección”, realmente no lo fue pues, casi desde in principio, los “protectores” soviéticos fueron reemplazados, y con ventaja para las “protegidas”, por los “protectores” occidentales, en especial los norteamericanos, los más ricos, seguidos, a distancia, por británicos y franceses.
    
    Oficialmente, las autoridades militares occidentales, siguiendo órdenes de sus gobiernos, prohibieron todo tipo de confraternización ...
    ... con la población aborigen pero a ver quién le pone “puertas al campo”; vamos, que, en la práctica, dichas autoridades optaron por mirar hacia otro lado cuando sus soldados y oficiales, rodeados de niños alemanes que les pedían chocolate, golosinas o comida y, asómbrese el lector, ¡cigarrillos! (2), repartieran entre la chiquillería lo que ésta les demandaba del mejor grado. Y qué decir si, en lugar de niños lo que acompañaba al militar era una linda “fräulein” indígena. Por lo único que tardaron un tanto en “pasar” fue por permitir o autorizar el matrimonio entre militares occidentales y “fräulein’s” indígenas.
    
    Además, el personal militar demandaba divertirse, y diversión incluye beber cerveza y licores, amén de disfrutar de compañía femenina; total, que casi desde el principio se permitió la apertura de locales al efecto. Estos bares los abrían alemanes previa obtención de oportuno permisos de la correspondiente autoridad militar de ocupación, que contrataban el necesario personal, que invariablemente era femenino y su cometido en principio se limitaba a servir las bebidas que los clientes pedían. Constituían lo que llamaban áreas “Of Limits”, es decir, vedadas a toda persona alemana ajena al servicio de tales locales.
    
    Por su parte, Hanna, no figuró entre esas “fräulein” más que lanzadas, aunque que no por amor al arte, sino porque la necesidad hace mucho más al ladrón que la ocasión, pues ella seguía esperando que su marido, su amado Herman, cualquier día apareciera, ...
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