1. Hanna Müller


    Fecha: 01/10/2020, Categorías: Hetero Autor: Barquidas, Fuente: CuentoRelatos

    ... esperado no llegara al día siguiente… Ni al otro… Ni al de más allá… Algunos, dados por desaparecidos, nunca regresaron del cautiverio (4)
    
    Entre muy finales de 1946 y más que alboreando 1947, un día, casualmente, Hanna se topó en la calle con Magda, una su amiga de toda la vida, desde niñas cuando los padres de la amiga todavía vivían en el mismo barrio que Hanna su madre y padre habitaban… Casi siglos parecían haber pasado desde aquellos dorados años de principios-mediados de los treinta hasta que en 1944 la familia de Magda tuvo que abandonar el barrio, ya que el edificio donde habitaban se derrumbó durante uno de los intensos bombardeos a que norteamericanos y británicos sometían casi a diario a la ciudad de Berlín.
    
    Magda estaba sola, pues en la batalla de Berlín murieron sus padres y un hermano menor. Entonces habitaba una especie de agujero, un sótano que en tiempos debió ser carbonera, pues todavía había allí montones de carbón, con otras doce o catorce personas más; como el movimiento se demuestra andando y la amistad estando junto al amigo en sus momentos difíciles, Hanna se llevó a Magda a su casa, diciéndole a su madre que desde ese día Magda viviría allí, con ellas en lo que la señora madre de Hanna estuvo más que de acuerdo, pues para ella, la amiga de su hija, desde bien pequeñita, fue como otra hija. Desde aquél mismo día, Hanna y Magda volvieron a ser las dos inseparables amigas que siempre fueron, yendo siempre juntas a todos lados.
    
    Entonces supo ...
    ... Hanna que su amiga estaba en una situación bastante parecida a la suya. Escasamente dos meses después de casarse ella con Herman, Magda lo había hecho con Gustav, un chaval que de toda la vida conocían ambas, pues también figuraba en el grupo de chavales que de críos eran amigos, pero con un inconveniente que los años agudizarían, que Gustav era dos años menor que Magda, con lo que cuando el mancebo, a sus quince añitos, empezó a ponerle ojos de carnero degollado a la “buenaza” de Magda, que a sus diecisiete años estaba de “Toma pan y moja”, a la chica le hizo gracia ver así, y por ella, al pipiolo que no tan antes fuera uno de sus más queridos amigos del alma pero, de ahí “p’adelante” más bien que “na de na”, pues a ver dónde iba ella, “toda una mujer ya”, con tal infante.
    
    Mas sucedió que el “mancebo”, por más infante que fuera, no cejaba en sus ojitos de carnero “degollao”, amén de echarle unas miradas, cuando creía que ella no se apercibía de ello, pero que ella no perdía ripio de tales escudriñamientos, que casi incendiaban su falda allá por donde la espalda tiene ya más que perdido tan digno y, sobre todo, casto nombre. En fin, que como bien se dice que “quien la sigue, la consigue” y, además el pipiolo allá por 1939, a sus diecisiete años y ella diecinueve, estaba como un queso, tal y como hoy día suele decirse, con su más de metro ochenta de estatura, sus casi noventa kilos de peso las espaldas más que anchas, etc. etc. y no cuántos etc. más, pues al fin la bella dio el ...
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