Visitas a mi vecino (Agotado)
Fecha: 06/10/2020,
Categorías:
Incesto
Autor: dont343, Fuente: CuentoRelatos
... cara. Le parecía un tío precioso, y quiso besarle en el cuello... y chuparle las orejas… y...
Terminó intentando besarle en la boca; que, en un principio, Diego rechazaba. Pero que al final, terminó aceptando de buen grado…
... porque, sencillamente acabó entregándose a esos dos, sin oponer la más mínima resistencia a cualquiera de las cosas que pretendieran hacerle.
Completamente engrasado y resbaladizo; sentía como los dedos de Edu, entraban y masajeaban su próstata... de dos en dos... de tres en tres; y sentía, de nuevo la humedad que le proporcionaba la boca de Alex, chupándole las tetillas con verdadero deleite.
Habían empezado a trajinárselo a fondo…
... y aunque lo disfrutaba a tope, no podía evitarlo, porque estaba agotado.
En otro lugar…
D. Carlos llegaba de la compra, bastante cargado y al entrar en el portal se cruzó con el Rafa.
- ¡Hombre, Rafa!, te importaría ayudarme a subir esto a casa; además, me gustaría hablar contigo. ¿Tienes tiempo, ahora?
- Pues, la verdad, es que iba a darme una vuelta por el parque, para desestresarme un poco; así que…
- ¿Me ayudas, entonces?
- ¡Claro, hombre!
Entraron y esperaron a que el ascensor bajara, pero cuando por fin llegó abajo, y se abrió la puerta y salió Mario muy sonriente.
- ¡Buenas!
- ¡Oye!, ¡oye!… dijo D. Carlos. Que ayer estuve pendiente de verte y tengo un recado de D. Tomás para ti. Sube a casa con nosotros ¡anda!...
- ¡Uy!… pues, porque apenas tengo cosas que hacer e ...
... iba a darme una vuelta, que si no, para nada…
- ¡No te enfades, Mario!, le dijo D. Carlos. Es que vengo muy cansado... y me ha salido así.
- ¡Bueno, vale!, pero un poquito de respeto ¡eh!
Subieron los tres a casa de D. Carlos y entraron en el salón.
- Esperadme, ¡por favor! Voy a dejar esto en la cocina.
Mario se sentó en un sillón; y miró a Rafa, interrogante
Rafa, por su parte, no abría la boca, y lo miraba de soslayo…
- Bueno, chicos ya estoy aquí, dijo D. Carlos. Se acercó a Mario y le dijo al oído:
- D. Tomás quiere que le prepares una fiesta para mañana por la tarde, que Gustavo invitara a un amigo al que le tiene muchas ganas y quiere que te los disfrutes tú también. Ya sabes, que él te aprecia mucho.
Mario le miró con los ojos muy abiertos y le contestó, también al oído:
- ¿Si?… ¿Gustavo? Dile que eso está hecho… ¿a qué hora?
- A las 19:30 creo que me dijo, pero ahora le llamo y te confirmo ¿vale?
- ¡Vale!
Luego se acercó a Rafa, que les miraba con cara de “que poca vergüenza tienen, los cabrones”, y le pidió disculpas por los recaditos que le había dado a Mario, al oído.
- Ya sé que es de pésima educación, Rafa, pero no he podido evitarlo.
- ¡No pasa nada D. Carlos!… Vd. dirá…
- Bueno, ¡yo me voy!, dijo Mario…
- No, no… ¡por favor!, Mario. ¡Quédate!, te vas a alegrar…
Volvió a mirar a Rafa...
¡Pues, veras! Es que quería comentarte algo, que ayer me llamó la atención, y que quizás tú puedas aclararme.
- Vd. ...