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LA CHICA DEL PEDO Y MÁS COSAS DELICIOSAS
Fecha: 07/10/2020, Categorías: Fetichismo Autor: Morbograma, Fuente: SexoSinTabues
... mucho, no fuera que nos sacaran del vestidor a patadas, pero se notaba que estaba pasando de maravilla porque comenzó a producir mucho flujo y a moverse cada vez con más fuerza contra mi cara. Mi nariz, mis pómulos y mi boca estaban untados de su flujo. Yo solo atinaba a saborear esos manjares. En un momento subió una de sus piernas para darle más cabida a mi cara y así poder lamer con más precisión su raja jugosa; momento que yo aproveché para atacar su culo; ese orto apretado y ahora muy sudoroso que pedía a gritos mi lengua. No oíamos a nadie afuera y la excitación ya no cabía en mis pantalones. Como pude me desabroché el pantalón y dejé salir mi virilidad que estaba como el asta de un velero. Con la otra mano sostenía los calzones usados, como una especie de tóken; de premio. Ella ya entregada desabrochó su chaqueta, arrancó los botones de su blusa de un jalón y sacó sus tetas con los pezones señalándome como culpable de esta faena. Eran dos preciosos melones con los pezones café claro de tamaño proporcional a cada teta. Yo saqué la cara de su culo y sucedió lo deseable: se tiró un pedo exquisito; había sonado fuerte porque su hoyo estaba lleno de saliva mía y aunque el olor era menos fétido que el de la mañana era igual de atractivo. - Oops, ¡perdón! –exclamó- - Me vale una verga. Hazlo cada vez que quieras. Conmigo no tienes problema de ser la más sucia que te imagines. - ¡Estoy muy excitada! Siento que me voy a venir ¡que me voy a orinar! Me siento sucia pero esto me ...
... vuelve looocaaa. En ese momento nos tiramos al suelo y comencé a penetrarla tratando de meterle al mismo tiempo un dedo en el culo. Quizá ya los gritos que daba llamaron la atención de la señorita que cuidaba los vestidores y escuchamos: “¿Qué pasa ahí adentro? ¡Voy a llamar a seguridad!” Un pésimo momento para que esta perra nos interrumpiera. Casi arruinado el momento, y para evitar un espectáculo bochornoso para ambos, nos incorporamos rápidamente y comenzamos a vestirnos. - Toma tus nuevos calzones, te los mereces, estás muy bonita, hueles y sabes exquisito –atiné a decir- casi drogado por sus flujos vaginales. - No. Espera. No me los des aún. Busquemos un lugar. No puedo dejar esto a medias. No así; no sin venirme como Dios manda –alcanzó a decirme- Salimos apresurados. Como pude pagué los calzones nuevos y la blusa que había servido de excusa para entrar al vestidor; pues esta chica había destrozado los botones de su blusa. Un precio justo por este momento impensable una hora antes. - Estoy que me orino. Tenemos que encontrar un lugar pronto o me voy a mear en los pantalones. No tengo calzones puestos para mojar, además. En efecto. Los calzones usados estaban en uno de mis bolsillos y los nuevos en su cartera. - Aguarda ahí, no te hagas que quiero verte mear. Su cara ya no fue de sorpresa ni de asombro sino de afán y placer. - En este punto ya puedes hacerme lo que quieras. –Reafirmó con decisión- Entramos a un hotel que yo conocía, no muy lejos de donde estábamos. En el ...