LA CHICA DEL PEDO Y MÁS COSAS DELICIOSAS
Fecha: 07/10/2020,
Categorías:
Fetichismo
Autor: Morbograma, Fuente: SexoSinTabues
Soy muy morboso, pervertido y me gusta el sexo muy sucio. El problema es que hasta entonces solo conocía a una mujer que compartía mis gustos y ella vivía a miles de kilómetros de distancia. Hasta ese día normal que me pasó lo que quiero contarles. Una mañana cualquiera dejé mi coche en un estacionamiento y fui al paradero del bus para ir a mi trabajo. En la fila una chica de unos 26 años se hizo al lado mío saludándome con un gesto amable; pura cortesía citadina. Ella iba vestida de chaqueta azul oscuro, blusa blanca, pantalón del mismo color de la chaqueta un tanto ajustado y tacones medios; un atuendo normal para una oficinista en esta ciudad. Una mujer de contextura normal: no era gorda, pero tenía las carnes bien puestas. Pelo negro largo, ojos café y un bronceado normal. Una chica inocente y sexy según la ocasión y el observador, pero sin duda una niña bien de clase media. La chaqueta abultada adelante dejaba ver unas tetas de buen tamaño; calculé que podían ser unas 36 y su pantalón dejaba ver un culo de mediano a grande, que se movía con movimientos pequeños sin que se notara flácido. Se le marcaba un calzón grande, parecían unos cacheteros de esos que parten las nalgas por la mitad. A la espera del bus comencé a notar un olor fétido cercano. Era un olor fuerte, quizá asqueroso, pero llamativo de alguna forma. Yo observé a esta chica, buscando alguna pista del origen de este olor, y ella me miró apenada, casi queriéndose ocultar. Era evidente: se había tirado un ...
... pedo fenomenal. No había podido aguantar, y se le había escapado este aire espeluznante dese su propio trasero. Aunque los demás de la fila notaron el olor, sólo yo supe el origen verdadero y aquella chica lo sabía. Yo en ese momento pude imaginar que tenía unos calzones blancos, manchados levemente por este pedo que se acababa de tirar; imaginaba ese olor a culo sudado y casi cagado y me excitaba pensar en todo lo que podía pasar con esta chica si mi imaginación superara la realidad. Una vez nos subimos al bus, quedamos nuevamente lado a lado, de pié en el corredor, un poco apretados por la cantidad de gente. Yo no dejaba de mirarla aunque trataba de disimular. De repente ella se dirigió a mi: -Discúlpame –dijo- sé que te diste cuenta de lo que pasó y me muero de la pena. No se qué decir para disculparme. -No te preocupes –repliqué- esas cosas le pasan a todo el mundo, no hace falta que te disculpes, entre otras cosas, porque yo lo he disfrutado. Sí. Lo dije. Se me salió el sucio, tal vez por la excitación, tal vez porque, era una oportunidad. Ella me miró con algo de desagrado, pero también con algo de curiosidad. - ¡¿Te gustó?! - Sí. No se muy bien por qué, pero te confieso que me parece sexy cuando una mujer comparte ese tipo de intimidades conmigo; así sea sin querer. Ella, asombrada, me miraba como queriendo decir algo pero sus labios no respondían. Yo, ya jugado, decidí avanzar sin cautela, esperando como mínimo una cachetada: - Si no te molesta –hablando en voz baja- me ...