1. LA CHICA DEL PEDO Y MÁS COSAS DELICIOSAS


    Fecha: 07/10/2020, Categorías: Fetichismo Autor: Morbograma, Fuente: SexoSinTabues

    ... difíciles para el sexo, al menos que haya dinero y/o buena estampa de por medio, parecen tener una particularidad: les gusta que los hombres lleven la delantera en el sexo. Mi discurso de adicto-vulnerable pareció despertar en ella algo de misericordia, y bajó la guardia. - Está bien, -dijo con un dejo de picardía- ¿me quieres ver? Vamos a los vestidores. Entre nerviosos y expectantes los dos llegamos a los vestidores. Me cercioré de quitar la marquilla con el precio de los calzones para pagarlos luego, agarré una blusa cualquiera de un mostrador y le dije a la señorita de la entrada que acompañaría a mi novia a probarse la blusa; para aconsejarla –dije-. Entramos, cerramos la puerta, ella ya desabrochaba el pantalón. Sus calzones eran de color blanco –como los imaginé- tenían un pequeño encaje en los bordes y a medida que se fue desvistiendo, no solo resultaron ser unos cacheteros sino que dejaban ver un vello púbico creciente en su entrepierna y un protector femenino en el forro. - Me gustan tus calzones; pero me gusta más que tengas vello púbico y el protector. Ella pareció recibir con agrado el cumplido y como en tono jocoso comenzó a modelar sus calzones para mí. Tenía un culo delicioso y unas piernas en buena forma. Yo solo miraba fijamente la entrepierna y el culo en cada vuelta. Como si lo hubiéramos hecho antes ella fue deslizando sus calzones lentamente hasta que dejó su pubis completamente al descubierto. Yo sin apresurarme le ayudé a sacarse sus bragas blancas. ...
    ... - No. ¡No quites el protector! Allí es donde se concentra gran parte del placer –dije- Y comencé a oler sus calzones en un éxtasis casi subliminal. Aunque era temprano en la mañana, el protector tenía un color amarillo opaco y olía a sudor vaginal combinado con orines y flujos. Por detrás había una leve mancha café y olía a sudor de culo con un leve ‘buqué’ de mierda. Me senté en una butaca que había allí. Creo que mis movimientos y el éxtasis que yo estaba sintiendo la calentaron a ella, así que se acercó con su pubis desnudo a mi cara pasada por sus calzones usados. - ¿Quieres olerme? ¿Quieres olerme de verdad? Ven acércate a mi vagina; huele, siente mi sudor –me dijo ya en un tono casi pornográfico- Acerqué mi cara a esa maraña de vellos hermosos; olían un poco a champú y un poco a sudor; a algo realmente delicioso. El roce de mi nariz con sus vellos e incluso con sus labios hizo que ella se excitara bastante. Ella, de pié, forzó mi cabeza hacia su vagina con sus brazos. Yo, ya despojado de cualquier reserva, comencé a lamer sus ricos labios y a lanzar lengüetazos a su clítoris. Su vagina era preciosa: los labios menores sobresalían bastante, eran largos y carnosos, estaban recogidos como esperando que una boca húmeda los chupara, eran de un rosado oscuro, pero una vez estirados se volvían rosado intenso; su clítoris era como la cereza del pastel: oculto entre los labios sobresalía de la vulva cuando comencé a tocarlo con la punta de la lengua. Ella trataba de no gemir ...
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