Se entrega a mí por amor a su mamá
Fecha: 12/10/2020,
Categorías:
Incesto
Autor: Ulpidio_Vega, Fuente: CuentoRelatos
... pasando el aceite por su espalda, se me calmaron los nervios. "Que deliciosas manos tenés, Mamá debe pedirte a menudo que le hagas masajes, no?". Yo no respondí y se generó un silencio incómodo. Magda se dio cuenta y lanzó una frase como para no arruinar el clima que se había generado: "Si yo fuera ella, estaría todo el tiempo pidiéndote que me masajearas la espalda". Mi polla se puso dura y para disimular, me tapé con la toalla. Y le inventé una entrevista de trabajo para no empeorar aún más las cosas.
Ese día estuve todo el día excitado recordando su cuerpo delicioso y su cola espectacular. Trataba de borrarla de mi mente pero su imagen volvía recurrentemente. Cuando llegué a casa, Cecilia me recibió con reproches con su mal humor habitual de los últimos tiempos. Tuvimos una discusión elevada de tono y ella decidió irse a lo de su madre asegurando que ya estaba harta de mí. Cuando llegó Magdalena, preguntó con su madre y la puse al tanto de la situación. Ella se puso a llorar y me abrazó con fuerza, el calor de su cuerpo volvió a instalar en mi mente todas las imágenes de la lujuria que me habían acompañado durante el día. "Yo no quiero que ustedes se peleen. Haría cualquier cosa para que sigamos todos juntos. Por favor, Nico, tienen que hacer algo".
La invité a la cocina a tomar un café y le expliqué la situación en la que estaba su madre desde que había entrado en la menopausia. Le dije que para mí era difícil renunciar a mi vida sexual cuando me creía plenamente ...
... vigente. Le expliqué que hacía todos los esfuerzos para encausar nuestra relación, pero que su madre ya se había cerrado a todo lo que tuviera que ver con el sexo y el placer. Magdalena me escuchaba atentamente y en el fondo yo sentía que me estaba comprendiendo. Llamó a su madre y le dijo que se quedara tranquila, que ella iba a arreglar las cosas y que lo mejor sería que se quedara a dormir en lo de su abuela hasta que se calmaran los ánimos.
"Vos quedate tranquilo, Nico, que hoy yo me voy a hacer cargo de vos. Ahora te recomiendo que te pegues un baño mientras yo preparo la cena". No sabía cuáles eran los planes de Magdalena, pero asentí y me fui para el baño. Mientras me estaba enjabonando, sentí que se abría la puerta del baño. Era Magdalena. Abrió levemente la cortina y me preguntó: "¿Nico, necesitas algo?". Estaba con un camisón de tul, que apenas cubría su cuerpo porque era casi transparente. No tenía ropa interior y mi polla reaccionó al instante. "¿Qué pasa, estás necesitando un poco de consuelo no?"; me dijo con su mirada clavada en mi entrepierna.
Aproveché la situación y le pedí que me enjabonara la espalda, porque estaba con ciertos dolores en uno de mis hombros y no llegaba sin que sintiera un pinchazo a la altura del omoplato Sus manos se movían con suavidad y cuando llegaban a la altura de mi cola, las volvía a subir haciéndome caricias con sus uñas. Mi erección ya estaba causándome dolores en los testículos y no veía la hora de que Magdalena saliera del ...