Se entrega a mí por amor a su mamá
Fecha: 12/10/2020,
Categorías:
Incesto
Autor: Ulpidio_Vega, Fuente: CuentoRelatos
... baño para descargarme con una buena masturbación. Sin embargo, esta chica estaba decidida y no había nada que pudiera detenerla. "¿Si yo fuera Mamá, qué me pedirías en este momento?". Me di vuelta, le mostré la polla y le dije: "Que te la metas en la boca".
Magdalena se puso colorada, no pensó que yo iba a contestarle con tanta franqueza. Me dijo que ella nunca había llegado hasta tan lejos con ningún hombre y que tenía miedo de defraudarme. La empujé hacia abajo haciendo presión con mis manos en sus hombros y cuando vi que su boca estaba cerca de mi polla, le expliqué: "Tenés que abrir la boca y lamerlo como si fuera un helado". Ella, obediente, comenzó a lamerla con entusiasmo y a medida que fueron pasando los minutos, con sus manos hacía movimientos masturbatorios y su lengua me daba golpecitos secos en el glande. "¿Lo hago bien, Nico, te gusta", me preguntó en el mismo momento en el que no pude contener el orgasmo y me corrí dejándole toda la cara y el pelo impregnados de semen. "Espero que te sientas mejor", me dijo, se acomodó el camisón, se limpió con una toalla los restos de mi esperma y salió alegremente del baño. "Después de cenar seguimos charlando, papi".
Cuando llegué al comedor estaba sólo iluminado por dos velas. A diferencia de lo que hacía habitualmente, Magdalena no había puesto nada sobre la mesa. Sólo había dos candelabros sobre el mantel. Magda me estaba esperando sentada al borde de la mesa. Y antes de que pudiera preguntar nada, me habló con una ...
... voz muy sensual. "Hoy yo voy a ser tu cena, espero que te guste". Se levantó el camisón y se señaló la vagina. "Empezá a comer vos primero, que yo ya estuve picando algo". Ponía voz sensual y cara de perra. No pude negarme y enterré mi boca en su entrepierna. Estaba empapada y tenía un sabor fresco, primaveral. Temblaba como una loca. "ahhhh, Nico, no pares, ahhhh, me siento extraña, ahhhh". Noté que se estaba corriendo porque su cueva se llenó de flujo y porque mis caricias tenían otro impacto.
Magdalena me confesó que era virgen, pero que su fantasía siempre había sido que yo la desvirgara. Mientras lo decía, mi polla latía y pensé que me correría allí mismo. Tenía frente a mí a una mocosa de 20 años, con un cuerpo escultural y una calentura que yo no veía desde mis tiempos de la secundaria. "Haceme mujer, Nico, haceme todo lo que te gustaría hacerle a mi madre". Eso me calentó mucho más. Se parecía bastante a Cecilia, sólo que tenía 20 años menos, nadie la había penetrado y su conchita estaba hirviendo. Acomodé la polla justo en su entrada y la metí con suavidad, para evitar que le doliera y todo se echara a perder. Sentí cómo se rompía su himen, porque cuando superé ese obstáculo, ella empezó a gozar y a pedirme que la cogiera con fuerza: "Dámela toda papi, ahhhh, no puedo creer que mami se pierda una polla tan espléndida".
Yo bombeaba con fuerza y deseaba que ese polvo no terminara nunca. Así fue que le pedí que se pusiera en cuatro patas y me paré por detrás para ...