La del vestido negro
Fecha: 14/10/2017,
Categorías:
Gays
Autor: Almíbar73, Fuente: CuentoRelatos
... que tras algunos movimientos se le fuera subiendo poco a poco, y ella lógicamente se lo iba bajando, hasta que hubo un momento que vio que la miraba fijamente, se fue acercando a mí, contoneándose sin tapujos, hasta que dejó que el vestido me mostrara lo que llevaba debajo... Nada...
De vez en cuando se acercaba para estar conmigo un rato, me tocaba descaradamente y ponía mis manos en su culo, seguía moviéndose y de repente tiraba disimuladamente de ellas hacia arriba, para enseñar lo que le apeteciera, a veces menos, otras más... El vestido hacía que fuera muy fácil aquello, incluso sin la ayuda de mis manos.
Pudimos ver muchas miradas de sorpresa, otras, casi todas femeninas, de desaprobación, y muchas otras de deseo babeante... Estas últimas me gustaban especialmente, y aquella noche, más.
Eran ya las cuatro de la madrugada, entre toqueteos, subidas provocadas y estudiadas de vestido, salidas momentáneas de pecho, y cuando se acercaba desde la pista hasta mí con la parte baja del vestido dejando ver hasta donde ella quería, intuyendo yo que los que podían verla desde atrás tenían el placer de ver ese culo a ratos casi entero, confesándome al oído que estaba "chorreando como una perra", y hablamos de que ya estaba bien por aquella noche, pero que en realidad a ninguno de los dos nos apetecía ir a casa aún, entonces mi mente maquinó una idea para ella genial esa noche, ir de nuevo donde su amiga, donde dimos por hecho que habría mucho más ambiente que cuando ...
... llegamos a saludarla. Aceptó enseguida.
El local no estaba ni mucho menos lleno, incluso había menos gente que en el que habíamos estado, pero allí estaba su amiga, quizá una cómplice de una noche tan poco habitual pero sí especialmente excitante.
Nos saludó efusivamente de nuevo, tal vez sorprendida al no esperarnos y rápidamente tiró de la del mini vestido negro hacia la pista para que bailara con ella. Yo por supuesto no puse ni medio impedimento, y me quedé en la barra, divisando el excitante panorama, supongo que los pocos que quedaban en ese local imaginaron que las dos trabajaban allí, y sino poco me importó, la verdad.
Podía verlas perfectamente desde donde estaba, a la amiga cada vez más pegada, incitando a la del vestido negro, y ésta enseñando deliberadamente lo que le daba la gana que, por la excitación de aquella noche en especial, y porque el alcohol ayudaba a tomar decisiones aquella noche, era cada vez más exagerado.
La amiga, al principio, en lugar de intentar calmar las feromonas de la otra, no hacía más que provocarla todavía más, tocándola a ella y a su mínimo vestido, y provocando que casi nada quedara sin mostrar.
No tardaron en aparecer los de turno, se acercaron a ellas unos chicos que llevaban rato merodeando la pista. Cada vez quedaba menos gente y decidí no moverme de donde estaba pasara lo que pasara. Los chicos empezaron a bailar alrededor y lógicamente cada vez más cerca, y ninguna de las dos parecía sentirse incómoda ni molesta, una ...