1. El inquilino


    Fecha: 17/10/2020, Categorías: Infidelidad Autor: mirutalo, Fuente: SexoSinTabues

    ... la vez. Un cúmulo de sensaciones que en general resultaba complaciente y me impulsaba a seguir. -Para Sandra- interrumpió Miguel el momentáneo silencio y la tensión mientras se agarraba con fuerza a dos manos a mi otra pierna. -Me corro- pronunció a media voz. -¿En serio te vas a correr tan solo con el roce de mi pierna?- insistí en mi maquiavélica caricia con la que estaba disfrutando tanto como él aunque por diferentes motivos. -Si sigues así, sí – argumentó con cara de concentrado por retrasar o evitar el ineludible momento. -Bah, no me lo creo- intensifiqué mis caricias y mi movimiento esta vez con la rodilla, regocijándome en el poder que disponía sobre esa otra persona. - Para que me corro- pronunció entrecortadamente evidenciando que el momento estaba cerca. -Pues quiero verlo, quiero ver cómo te corres- pronuncié aumentando la zona de contacto entre nuestros cuerpos. Me miró. Lo miré. Cerró los ojos. Estaba claro que en esos momentos Miguel estaba totalmente entregado a la labor de correrse y satisfacer mis deseos. O los suyos, o los de ambos. De repente abrió los ojos. Me miró de nuevo y comenzó a deslizar envalentonado una de sus manos por mis muslos bajo la atenta mirada de ambos. Ese breve intervalo de tiempo en el que su mano recorrió mi pierna se me hizo eterno. Avanzó decidido a acariciarme más allá de mis braguitas blancas de algodón, pero atrapé su mano entre mis piernas a pocos milímetros de mi prenda más íntima. En esa parte más suave de la cara interna de ...
    ... mis piernas. Ambos pudimos contrastar la gélida temperatura de su mano temblorosa con el calor de mi piel en esa zona. Le dejé claro con la mirada que no quería que me acariciase. Una cosa es una cosa, y otra llegar a más. Dejé bien claro que no iba a ser infiel a mi esposo bajo ningún concepto y todo a pesar del surrealismo de la situación. Miguel por suerte lo entendió perfectamente y cerró los ojos abandonándose al placer que le proporcionaba tener su mano atrapada ente mis muslos tan cerca de su objetivo. -Ooh, siii…, oooh si, ufff- noté como el miembro de ese hombre palpitaba al ritmo de las caricias de mi rodilla. De repente el pantalón de su pijama estaba mojado. -¿Ya?- pregunté incrédula por lo que había pasado. -Ya- respondió él con cara de satisfacción mirándome a los ojos aturdido. -Joder como te has puesto- exclamé al comprobar lo empapado que había quedado su pijama bajo mi pierna. -Voy por papel. No manches el sillón- argumenté preocupada por que pudiera quedar mancha en la tapicería del sofá. -Gracias- resopló Miguel tratando de recuperarse. Recuerdo que me levanté del tresillo con un sentimiento mezcla de vergüenza y horror por lo que acababa de pasar. Le acababa de hacer una paja a un hombre que no era mi marido, y no sabía si sentirme infiel o no. Traté de encajar lo ocurrido mientras iba camino del aseo en busca del papel higiénico con el que limpiar a ese pobre hombre con el que me había excedido en mi inconsciente provocación. ¿Cómo había podido pasar?, ...