El inquilino
Fecha: 17/10/2020,
Categorías:
Infidelidad
Autor: mirutalo, Fuente: SexoSinTabues
... que se juntaban su deseo y mis ganas por jugar. Supongo que era normal que me mirase así. Yo lo achacaba a situaciones típicas de la convivencia y en cierto modo me agradaba que le resultase atractiva. Quiero pensar que la diferencia de edad ayudó a relajarme un poco en ese aspecto. Jamás se me hubiera pasado por la cabeza tener ningún tipo de relación con un hombre tan mayor. A todas todas, yo debía resultarle una mujer joven y hermosa. Cosa que para que negarlo me agradaba. Además a mí el jueguecito me resultaba inocente y gratificante. Por momentos incluso me parecía un madurito interesante, sus arrugas, su pelo canoso, su seguridad, siempre correcto y educado, que me hacía imaginar se trataría de un hombre experimentado en la cama capaz de satisfacer a una dama como dios manda. Así transcurrieron más o menos los días uno tras otro. Lo cierto es que desde su llegada Miguel puso cierta guinda en mi vida. No solo en el aspecto picante, sino como compañero, y amigo de mi hijo. Además de que repito, en cuanto al tema económico podíamos hacer frente sobradamente a los gastos. Mes a mes remontamos las deudas familiares e incluso nos permitimos mi marido y yo salir a cenar un par de veces en sábado a la noche con los amigos. Capricho que tiempo atrás no nos pudimos ni permitir. Por eso recuerdo perfectamente la segunda vez que pudimos salir con los amigos tras un tiempo de sequía por varios motivos. Ya de por sí, Miguel se ofreció a cuidar de nuestro chico mientras estábamos ...
... fuera. Lo cierto es que resultaba todo genial desde que Miguel entró a vivir en nuestra casa. Por fin, la vida me volvía a sonreír. En esa noche se sucedieron varios hechos significativos. El primero es que mientras me arreglaba para salir con mi esposo, sorprendí a Miguel espiándome. Esta vez el temita fue un poco más descarado, claro que yo también puse de mi parte. Sobre todo porque en esa ocasión estaba mi marido por la casa a diferencia de las veces anteriores, dónde todo quedaba entre él y yo. No por nada, sino por motivos de horario de mi esposo. En esa ocasión temí que mi marido lo sorprendiese observándome y se montase una buena. Gracias a Dios no fue así. No debió extrañarme que a Miguel se le apoderasen las ganas de espiarme tras el resquicio de su puerta frente a la corrección de su comportamiento. Seguramente se asomó alertado por el ruido de mis tacones y se sorprendió de verme tan solo con las medias, tanga y sujetador. Al ser la primera noche en mucho tiempo que salía de fiesta con los amigos, quería estar espectacular para mi esposo, y eso que fue Miguel el primero en descubrir sin querer mis pequeños secretos para esa noche. Al principio me costó admitir que el leve movimiento de su puerta se debía a su presencia detrás espiándome, pero conforme entraba y salía del baño al dormitorio y del dormitorio al baño en medias, tanga y sujetador más me convencía de que me estaba espiando desde su cuarto. Sin duda debía estar espectacular a sus ojos. Incluso yo misma me ...