1. El inquilino


    Fecha: 17/10/2020, Categorías: Infidelidad Autor: mirutalo, Fuente: SexoSinTabues

    ... demoré en ponerme la minifalda y la blusa retardando el momento lo más que pude para que me viese, hasta que la presencia de mi marido me llevó a abortar mi pequeña exhibición y a terminar con el jueguecito. Por algún extraño motivo que no logro entender, me gustó pavonearme ante mi inquilino, y eso provocó que ya saliese calentita de casa. Para rematar la noche, mi marido y yo bebimos algo más de la cuenta durante la cena con los amigos, lo suficiente como para desinhibirnos en nuestro regreso de madrugada a casa y terminar haciendo el amor en nuestra cama. Los dos lo necesitábamos, llevábamos mucho tiempo en que el estrés y las preocupaciones no nos dejaban culminar. Juro que estaba disfrutando inocentemente hasta que mi marido me alertó por los gemidos y grititos que estaba pegando. Yo siempre he sido muy chillona, lo reconozco, y no me controlo cuando estoy próxima al orgasmo. -Chhist- me chistó mi esposo tapándome la boca a una mano, -si sigues gritando así nos van a oír hasta los vecinos- me susurró mi marido al oído mientras me penetraba a lo misionero tratando de que no hiciera ruido y con la luz apagada. -Lo siento no puedo evitarlo- articulé como pude entre jadeos y grititos. -¿Acaso quieres que te escuche Miguel?,- me preguntó mi marido quitándome la mano de la boca para que pudiera respirar y alertándome para que no fuera tan escandalosa. A mí realmente me daba todo igual en esos momentos, pero deduje de las palabras de mi esposo que a él no le hacía ni pizca de ...
    ... gracia que nos escuchase nuestro inquilino. Mi esposo comenzó a moverse de nuevo dentro de mí. Con su cuerpo encima me costó respirar. Mi libido se había desvanecido por completo por primera vez en mi vida desde que hacía el amor con mi esposo al mencionarme a Miguel. Lo miré como culeaba encima de mí al estilo conejero concentrado con los ojos cerrados. Quise encontrar en él una mirada cómplice que supliera mi sacrificio, pero no la encontré. Al contrario, lo observaba como permanecía ensimismado pensando en vete tú a saber quién, pero tuve la triste impresión de que no era en mí en quien pensaba mientras me hacía el amor. Yo tan solo añoraba que sus ojos se cruzasen con los míos mientras me hacía el amor, me hubiera conformado con eso, una simple mirada, y en cambio me esquivaba la vista imaginando que seguramente era otra a la que penetraba, lo que terminó por enfriar mis sentimientos y abrir una distancia entre los dos a pesar de que se movía en lo más profundo de mi ser. Por eso que estuve tentada de contestarle que sí, que quería que Miguel me escuchase, que quería que Miguel supiera que mi marido era el mejor amante que podía tener aunque fuera de ciento a viento. Que pese a todas las dificultades juntos en esta vida, me hacía gozar. Que era el único hombre por el que me podría dejar penetrar. Al único al que me podía entregar. El mejor pese al tiempo, la distancia, las preocupaciones y los temores. Pero en cambio como digo al ver la cara de concentración de mi marido ...
«12...678...20»