Un encuentro sexual inesperado
Fecha: 23/10/2020,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues
... saca el diminuto calzón que uso, yo colaboro desenfrenadamente y logro sacármelo por completo, él mientras tanto se saca el pantalón y la trusa y la tira de cualquier manera al piso, dejando libre su gran miembro masculino totalmente erecto y humedecido, se sienta en la silla y me invita a montarme sobre él, yo acepto gustosamente y haciendo que la cabeza de su gran pene gordo penetre mi rosado orificio parcialmente, suavemente al principio y luego de unos segundos me lo introduce por completo sin miramientos. Tan pronto como percibo el ardiente contacto con la dura cabeza del miembro de Antonio me estremezco perceptiblemente, y anticipándose a los placeres de los actos venéreos, dejó escapar una abundante muestra de mi susceptible naturaleza a través de un gran gemido. En eso siento que me lo hunde aún más su instrumento hasta la raíz en mi ardiente vagina apretando fuertemente el hinchado clítoris, hasta que los dos globos que abastecían de masculinidad al varón alcanzan contacto con los firmes cachetes de mis nalgas. No pudo avanzar más, y se entregó de lleno a recoger la cosecha de sus esfuerzos, comenzando el sube y baja desenfrenado, Antonio estaba embelesado, y se esforzaba en buscar la máxima perfección ...
... en la consumación del acto y al cabo de unos minutos comienza a rugir y yo por mi parte siento una tremenda oleada y me corro largamente con espasmos de lujuria, se apretujaba contra el objeto de su placer y, acogiéndome a los brazos de mi amado, con apagados quejidos de intensa emoción extática y grititos de sorpresa y deleite, dejo escapar una copiosa emisión que, en busca de salida, inundó los testículos de Antonio, mientras tanto él me chupaba las tetas hinchadas de tanta caricias. De pronto siento que Antonio experimenta una eyaculación formidable, besándome en la boca desenfrenadamente e inundándome totalmente la vagina con su semen espeso y caliente. Habíamos tenido un enorme orgasmo mutuo de una forma inesperada y para culminar, llevada por un instinto natural muy fuerte, me arrodillo ante Antonio, quién se había puesto de pié, le bajo el pantalón totalmente y comienzo a chuparle efusivamente su formidable pene, totalmente erecto lleno de semen y caliente aún, recibiendo en mi interior el líquido que aún salía de su órgano sexual. Finalmente, mientras nos estamos vistiendo y Antonio me propone sin miramientos y llevado por una pasión poco común, “Aimée, qué te parece si vamos a un hotel más tarde”. FIN