Mi hijo y su amigo
Fecha: 29/10/2020,
Categorías:
Incesto
Autor: LESTERUCO, Fuente: SexoSinTabues
... espejo, impactada por lo que acababa de pensar. En realidad era cierto, cuando salía de la ducha, el miembro de mi hijo parecía a media erección. ¡Y era descomunal! - Las chicas se deben volver loquitas con él. - sin poder evitarlo sonreí - ¡Qué envidia! –pensé, y enseguida recapacité. - ¡Qué loca, mirá lo que estoy pensando!. Permanecí un rato debajo de la ducha. Procuraba pensar en otra cosa, pero indefectiblemente volvía a lo mismo. - ¿ A quién saldrá? – me pregunté, sonriendo para mis adentros. No podía definir qué sentía. ¡Orgullo! ¡Eso era! Me daba orgullo saber que tenía un hijo tan apuesto y tan bien dotado, que sería la atracción de muchas mujeres. Mientras me secaba, lo imaginaba haciendo el amor con alguna de sus novias. Porque debía tener varias. Imaginaba el rostro de la ninfa al ser penetrada por semejante maravilla. ¡Se volvería loca! Yo, al menos me volvería loca. Volví a notar mis pezones duros, y mi sexo se humedeció. Sin darme cuenta, me acaricié uno de los pezones, y mi mano derecha descendió hasta mi pubis. Siempre me lo depilo. Deslicé el índice por entre los labios de la vagina y comencé a jugar con el clítoris. Me humedecí los labios con la lengua al tiempo que abría las piernas, apoyándome contra el lavabo. Sentía la respiración agitada, la piel sudorosa. Acaricié frenéticamente aquel botón erecto, gimiendo y jadeando hasta que me sobrevino un maravilloso orgasmo. Como hacía mucho no experimentaba. Cuando levanté la vista y vi mi rostro sonrojado ...
... reflejarse en el espejo, volví a la realidad, - ¡Pero qué estoy haciendo! – pensé, ofuscada . ¡Me había masturbado pensando en mi propio hijo. ! Volví a la ducha y esta vez dejé correr el agua fría, para ver si así salía de semejante situación bochornosa. Me sequé con fuerza, todavía enojada, peiné mi cabello y fui al dormitorio a vestirme. Como si me castigara a mi misma, elegí el vestido más formal que encontré. Apenas me maquillé y salí rumbo al shopping, donde tenía que encontrarme con Adela, una amiga entrañable. - ¡Mariana! – me saludó - ¡Qué seria estás! - Estoy un poco dormida. - contesté por compromiso. Ni pensar en contarle lo que me había pasado. Caminamos mirando las vidrieras. Adela hablaba animadamente, pero por alguna razón no podía concentrarme en la charla. Llegamos hasta un negocio que vendía bikinis y ropa interior. - Mirá que cosas atrevidas. - me señaló unas tanguitas diminutas - ¡Como me gustaría poder usarlas! – me miró – A vos te quedarían espectaculares. - ¿Te parece. ? - la miré extrañada - ¡Ay sí, Marian! – se entusiasmó - ¡Vos tenés un cuerpazo!¡Volverías locos a todos! – me entusiasmaba con su aluvión de palabras - ¡Comprate una! - Y bueno. – acepté – Total, las uso en la pileta de casa, no me ve nadie. – y entramos al local. Me probé varias, me iba gustando la cosa. Me compré tres, y dos juegos de ropa interior que eran dignos de la más audaz de la strippers. Tomamos café en uno de los bares y a media mañana me dirigí al estacionamiento, no sin antes ...