Mi hijo y su amigo
Fecha: 29/10/2020,
Categorías:
Incesto
Autor: LESTERUCO, Fuente: SexoSinTabues
... prometerle a Adela que cuando viniera una tarde a tomar sol en casa, le mostraría las prendas en vivo y en directo. El calor me castigó cuando subí al auto. Camino a casa, todavía no estaba tranquila. Decidí que lo mejor era tumbarme a tomar sol y olvidarme de todo. Elegí una de las bikinis que había comprado. Era blanca, de algodón, El sujetador, apenas me cubría los pezones. Y menos mal que me depilaba el pubis, porque de lo contrario hubiera tenido que hacerlo para poder usar la parte de abajo. Me tendí al costado de la pileta y cerré los ojos. El sol estaba delicioso. Perdí la noción del tiempo. - Mami. - una voz grave, un beso en el borde de la boca. - ¿Qué hacés acá? – estaba sorprendida por la presencia de mi hijo - Y. - me miraba sonriendo, burlón - . vivo acá. No pude menos que reír. Damián tenía esa virtud. Siempre me hacía reír. Me levanté y le di un piquito. Sólo entonces recordé que llevaba puesta la diminuta bikini. - Vine con Martín. - me dijo. ¡Para colmo!. Pensé en ir a cambiarme, pero eso haría todo más evidente. Decidí sobrellevar la situación. Al fin y al cabo, en cualquier playa verían trajes de baño como ese. - Bueno, hacélo pasar. - acepté con un hilo de voz, y me paré para recibir al mejor amigo de mi hijo. - ¡Mami! ¡Qué linda malla! – Damián siempre tenía un elogio para mí - ¡Te queda bárbara! - No es para tanto. - me puse colorada hasta la raíz del cabello - ¡Cómo que no, Marian! – sonreía Martín, saliendo de la cocina - ¡Estás divina! – su ...
... expresión no hizo más que aumentar mi azoramiento. - ¡Zalamero! – traté de restarle importancia, mientras le daba un beso. No sé porqué, pero se lo di en la boca, igual que a mi hijo. Es que para mí eran como dos hijos. Desde chiquitos eran inseparables. Habían crecido juntos y compartían todo. Era difícil pensar en uno y separarlo del otro. ¡Si hasta eran parecidos físicamente! Estábamos los tres parados en el borde de la pileta, bajo el cálido sol que anunciaba una primavera caliente. - ¿Cómo les fue en el colegio? – pregunté, por decir algo. - Normal – contestó Damián - ¿Y vos? - Fui a ver a Adela. – respondí – y me terminó convenciendo de comprar esta malla. - Los vecinos, agradecidos. - se burlaba Martín. Los dos lanzaron una carcajada. Fingí enojarme y los empujé para arrojarlos al agua. Forcejeamos y finalmente caímos los tres. - ¡Ahora vas a ver! – me amenazó Damián, con toda la ropa empapada, muerto de risa. Me acorralaron y comenzaron a hacerme cosquillas a arrojarme agua. Cuando trataba de escapar, me sujetaban y volvían a empezar. Alguna mano se deslizó por mis nalgas, o mis pechos e incluso mi entrepierna, pero no lo tomé como nada premeditado. Aún así, me inquietó, casi sin darme cuenta. - Bueno, basta, voy a preparar el almuerzo, ¡so brutos! – me alejé hacia la escalerilla para salir de la piscina. - ¡Ahora vamos! – dijo Damián. Tomé una toalla y comencé a secarme el cuerpo, mientras ellos salían del agua. Fue una sensación extraña. Casi podía sentir sus miradas sobre ...