La intensidad que te marca la urgencia
Fecha: 29/10/2020,
Categorías:
Incesto
Autor: solotulosabes, Fuente: CuentoRelatos
Segundo relato con Julia de protagonista continuación de “Creo que no me he equivocado”.
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Julia paso la yema de su dedo índice por mi rojo y mojado glande, contemplaba como caían las ultimas gotas sobre mi vientre, que recogía y extendía con su dedo a lo largo del tronco, cuando terminaba volvía a empezar el ritual. Le encantaba ese juego, siempre lo hacía después de que me corriese.
- Me gusta cuando crece en la palma de mi mano. ¿Sabes lo que más me excita?, cuando noto sus venas, sobre todo cuando ya está dura y adquiere esa forma curva. Nunca había tocado una así de curvada, me gusta sentirla dentro.
Lo que me gustaba de Julia, es que disfrutaba tanto de los preliminares como de los momentos posteriores. El calor de su cuerpo, sus dedos enredándose en el pelo de mi pecho, sus besos, sus palabras provocadoras hacían que el deseo volviese y nuestras sesiones de sexo se prolongasen hasta que nuestros podíamos más y caíamos rendidos.
También nos gustaba disfrutar de esos momentos en los que nos excitábamos mutuamente horas antes de vernos. Y así había empezado aquella noche, cruzándonos mensajes por Whatsapp buscando provocarnos, podríamos llamarlos los preliminares digitales. Aquel sábado como los anteriores, habíamos salido con nuestros respectivos amigos, pero el plan, como siempre desde hacía dos semanas, era encontrarnos más tarde en su casa y pasar la noche juntos.
El frio y la lluvia del norte nos obligaba a permanecer dentro de ...
... los locales, inducidos por mi entramos en uno de los locales clásicos de la cuidad al que hacía tiempo que no íbamos. Estaba lleno de gente, tan lleno que era imposible moverse sin arriesgarte a tirarle la copa al que estuviese a tu lado. En otra época, habíamos pasado buenas noches en aquel local aunque últimamente, ya no nos trasmitía aquella sensación de antaño de que podía pasar cualquier cosa. Supongo que como todos los sitios de copas acaban aburriendo, pero me seguía gustando, sobre todo por su decoración cargada con miles de pequeños detalles, que a pesar de las horas pasadas allí, aún me habían pasado desapercibidos.
Todo aquello solo era solo un paripé, mi verdadera intención, era perderme en algún momento para encontrarme con Julia. Nuestras citas eran complicadas, no queríamos que nadie se enterase de nuestra aventura. Durante la semana quedábamos en su casa o en la mía, pero la vida social de los fines de semana de una chica de 27 años era complicada. Siempre había algún compromiso familiar o social por lo que, para no levantar sospechas. Los fines de semana quedamos con nuestros amigos y después nos encontrábamos alegando cansancio.
Por cuestiones de trabajo hacia 4 días que no nos veíamos, por lo que aquella noche se me estaba haciendo eterna. Acababa de pedir la copa cuando note la vibración del teléfono en el bolsillo de mis pantalones, avisándome de la llegada de un mensaje.
- Te estoy viendo
- ¿Dónde estás?
- Cerca de ti, no te muevas en un par ...