Un hondureño en el paraíso
Fecha: 30/10/2020,
Categorías:
Hetero
Autor: Nancybella, Fuente: CuentoRelatos
Regularmente no soy precavida. En mi vida he estado con cientos de tipos de distintas razas y colores. Me han cogido hombres de color con monstruosos pitos, hombres rubios, trigueños, morenos, de tipo asiático y hasta argentinos que me han hecho gritar de placer. Pero no había vivido un momento así, tan inusual, curioso y que al final me ha alegrado los días.
Hace dos meses me di una vuelta por una casita que está cerca del lugar en donde vivo. Mientras estuve casada le dediqué más tiempo y dinero. Amigos míos y hasta ex novios me ayudaron a arreglarla. Allí he vivido momentos de intenso placer y lo bonito del lugar es que no hay casas cerca, es decir, no hay nadie que me esté espiando y se entere de mi vida. Es decir, mis gritos y gemidos de placer se han quedado allí.
Subí al auto y me fui hacia allá. Iba un tanto distraída. Aunque el divorcio para mí fue un alivio, también he tenido más responsabilidades. Me están construyendo un sitio web con tips de cocina y también se alargó mi horario de clases pero eso es lo que me hace feliz.
Me sorprendí mucho cuando llegué a la casa. Allí, a dos o tres metros de la puerta de entrada yacía un joven, larguirucho, mulato y se veía extremadamente cansado. Su ropa estaba maltratada y sus zapatos rotos. Olía profundamente a sudor y aunque reconozco que en un principio tuve miedo, sentí mucha pena por él, pues se notaba que había caminado por varios días.
El tipo me miró asustado cuando despertó, pues le estuve hablando y ...
... pidiéndole que despertara. Creo que pensó que era un ángel, porque se quedó viéndome con una fascinación que no podría explicar. En realidad andaba como siempre lo hago, un short de mezclilla, una blusa ajustada y unas sandalias. Le pedí que se levantara y me dijera si necesitaba algo.
Me dijo que se llamaba Marvin y era hondureño. Que ya llevaba varios días caminando, sólo que el grupo con el que venía fue asaltado y les dejaron sin dinero. Se separó del grupo y a través de "aventones" había llegado a Veracruz. Planeaba seguir su camino hacia el norte del país pues tiene más de 10 años que no ve a su padre. Su madre murió cuando paría a su quinto hijo.
Sentí mucha pena por él. Me dijo que tenía 19 años y que necesitaba llegar al norte del país para cruzar la frontera. Le ofrecí apoyo a cambio de que no me hiciera daño. En realidad el tipo no tenía ni la intención ni las fuerzas para hacerme daño, además de que siempre cargo una pistola de descarga eléctrica para evitar algún desaguisado.
Abrí la puerta y le ofrecí entrar. La casa estaba muy caliente pues vivo en un lugar de mucho calor, tanto que ese día la temperatura era de unos 36 grados con sensación térmica de 45 grados.
Encendí el aire acondicionado y le acompañé para que se enjuagara la cara y se aseara un poco. No había mucho qué preparar allí. Encontré algo de ropa y unos zapatos que le quedaron bien, pues los trabajadores que habían estado allí habían dejado algunas pertenencias. Encontré unos chocolates y ...