Mis últimas experiencias con desconocidos
Fecha: 06/11/2020,
Categorías:
Incesto
Autor: Ana Del Veliz, Fuente: CuentoRelatos
... Me preguntaba si se iba a animar a hacerme algo. Si lo hacía, no me iba a quedar otra que cogérmelo. Estaba ardiendo.
β Bueno. Esa es mi casa. β dije.
β Mañana me aseguro de quedar libre a la misma hora para traerte.
β Mañana no creo que salga a la misma hora. Además, ¿qué te pensás, que me vas a levantar en un par de viajes?
β La esperanza es lo último que se pierde. β dijo. β Tomá mi número.
β Creo que mañana voy a viajar en bondi. Hoy tomé remis porque estoy muerta de cansancio nomás.
β Qué lástima. ¿No te voy a ver más entonces?
β No creo, además, hoy pedí remis en tu agencia de pura casualidad. Siempre uso otra.
β ¿Cuál usás? Así voy a pedir trabajo ahí.
β Bueno, me tengo que ir. β dije, ignorando su último comentario, esperando que me abra la puerta.
β ¿Te puedo saludar con un beso?
Me pareció una pregunta tonta. No contesté ni que no ni que sí. Él acercó sus labios, y yo puse la mejilla. Pero me agarró la cara con sus dedos fuertes como tenaza y me hizo girar. Entonces besó mis labios y me dio un chupón. Su lengua se frotó con insistencia en mis labios, hasta que cedí y abrí levemente la boca. Entonces metió la lengua y comenzó a masajear la mía, al mismo tiempo que sus dedos se perdían por debajo de mi pollera.
β No. Pará. Si ni te conozco. β dije yo, cuando logré apartarme, con dificultad.
β Ahora no me dejes con la calentura mamita. β dijo. Ya no insistió con besarme, pero su mano avanzaba por mi pierna hasta llegar a mi sexo. ...
... β estás toda mojada, chanchita. β dijo, cuando notó mi ropa interior empapada.
β No, no quiero. β le dije, mirando la desolada calle. En mi cuadra no solía haber mucho movimiento después de las nueve, por suerte.
β Ah no. A mí las calienta braguetas no me gustan. β me apretó el rostro con los dedos, causándome dolor en las encías y los dientes.
β Soltame. β dije, como pude. β soltame, no quiero. β repetí, mientras él hacía a un lado mi bombacha e intentaba meter el dedo. Pero yo en el fondo no quería que por nada del mundo me suelte. Las situaciones violentas me ponen como gata en celo. Él pareció darse cuenta.
β Por algo me estuviste provocando, putita. β dijo, apretándome más fuerte. β esto querías ¿no? β dijo, apoyando su mano en mi nuca, para hacer presión hacia abajo. β esto querías ¿no? β repitió, mientras se bajaba el cierre del pantalón al tiempo que yo me inclinaba a causa de la fuerza que ejercía sobre mi nuca. β Acá tenés lo que querías. β sacó su falo semi flácido, viscoso, y grueso.
Me encontré con su miembro cara a cara. Despedía un olor fuerte que hizo que mi boca se hiciera agua. Estaba un poco torcido a la izquierda, y yo vi cómo crecía en cámara lenta. Lo agarré, envolviéndolo con mi mano, percibiendo cómo se endurecía. El remisero empujó más hacía abajo, y entonces me comí la verga.
Rogaba que ningún vecino notara lo que estaba pasando, aunque era improbable. De todas formas, ya era tarde. Yo estaba engolosinada con la pija del remisero. ...