El calvario de Luciana (5)
Fecha: 10/11/2020,
Categorías:
Incesto
Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos
... adelante van a llenar de leche… -le dijo el cliente disfrutando del goce de humillar a la pobrecita, que respondió en tono monocorde: - Soy una putita muy calentona, una perrita en celo todo el tiempo, para mi placer y para el placer de todos los hombres y mujeres con quienes voy a estar…
El doctor sintió una oleada de placer morboso recorriéndolo de pies a cabeza, por fuera y por dentro, al comprender hasta qué punto Emilia y sus métodos de despersonalización habían lavado el cerebro de esa chica a la que él se estaba cogiendo. Fue tal el estímulo de esa comprobación que a partir de allí le bastaron unas pocas embestidas más para explotar en el orgasmo en medio de un largo grito y caer después caer de costado sin importarle lo que ocurría con Luciana, si ella se había corrido o no. Al fin de cuentas las prostitutas de Emilia no eran personas, no eran mujeres sino animales, carne de verga para el goce de la clientela, y si ellas gozaban o no era cosa absolutamente sin importancia. No, Luciana no había llegado al orgasmo y por eso se tendió de espaldas, temblando de deseo insatisfecho y comenzó a masturbarse con la mirada perdida en el cielorraso mientras el cliente iba al cuarto de baño a higienizarse y quitarse la sangre que proveniente de la vagina desvirgada le manchaba el pene. Luego volvió a la cama y sus labios se torcieron en una sonrisa al ver a la jovencita masturbándose.
Se tendió a su lado y dejó que lo envolviera ese agradable sopor que preanunciaba el ...
... sueño.
Con el doctor ya dormido, Luciana tuvo su orgasmo, un largo orgasmo que vivió y gozó entre gemidos, jadeos y un temblor que la sacudía de pies a cabeza.
Durante toda la noche el cliente la usó una vez más por sus tres agujeros y Luciana tuvo varios orgasmos y gozó como lo que era, eso en lo que el tratamiento de despersonalización y reducción de su capacidad cerebral la habían convertido: una perra en celo sin conciencia ni censuras racionales.
Como perra en celo, como prostituta sin otra opción, había entregado sin resistencia alguna su virginidad y fue apenas un cuerpo ardiendo de calentura en manos del cliente que, después de un sueño reparador, despertó para volver a echarse sobre su presa. La habitación estaba sumida en una semipenumbra, con sólo una lámpara de pie encendida y en esa semipenumbra Luciana dormitaba cuando el doctor Máximo R la despertó dándole una cachetada no muy fuerte que sobresaltó a la chica. Se sentó en la cama como impulsada por un resorte y el cliente la llevó al baño, miró la sangre que manchaba los muslos de Luciana y le ordenó que la limpiara.
Después la condujo nuevamente a la habitación, hizo que se pusiera en cuatro patas y le dijo: -Abrí la boca y chupámela.
La jovencita obedeció dócilmente y sintió que gozaba con ese pene que se iba poniendo duro dentro de su boca.
-Chupá, putita, chupá. –le exigió el cliente y ella chupó y chupó disfrutando cada vez más de la tarea y cada vez más excitada. De pronto el doctor le sacó ...