Amigos con derecho
Fecha: 11/11/2020,
Categorías:
Hetero
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... la noche con nosotros y se quedara a dormir en el cuarto de invitados. A mi esposo le encantó la propuesta y animó a Gonzalo a que fuera con nosotros. En realidad no tardamos en convencerlo, creo que tenía muchas ganas de acompañarnos. Aunque en ese momento, le vi un brillo en los ojos y una sonrisa que me pusieron algo nerviosa.
Llegamos a casa en menos de veinte minutos y Julián trajo tres cervezas del refrigerador. Nos sentamos en la sala a conversar. Gonzalo y yo nos sentamos en el sofá grande y Julián se sentó justo enfrente, en su sofá favorito. Estuvimos bebiendo y hablando de cosas intrascendentes cerca de una hora cuando mi esposo nos dijo que le estaba empezando a doler la cabeza y que le parecía que era el preludio de una migraña. Se disculpó con Gonzalo y nos dijo que tomaría una pastilla y se iría a dormir, porque era la única forma de evitarlo.
Gonzalo le dijo que no se preocupara y yo le dije que me quedaría solo un rato más y luego iría a hacerle compañía. Cuando Julián se fue, Gonzalo fue a la cocina y regresó con dos cervezas más. Estuvimos conversando animadamente unos minutos y en seguida comenzó con sus ataques acostumbrados. Esta vez tampoco lo alenté, pero me reía y le respondía coquetamente. Me sentía algo caliente y ansiosa, quizás porque estaba algo achispada por el alcohol o quizás porque recordaba los comentarios de Julián.
Seguimos bebiendo y riéndonos y las miradas de Gonzalo eran cada vez más intensas. Al principio me sentía un ...
... poco culpable por la situación y pensaba en Sandra, pero poco a poco fui relajándome y dejándome llevar. Sin embargo, llegó el momento en que ya me sentía lo suficientemente mareada y le dije a Gonzalo que por esta noche ya estaba bien y que me marchaba a dormir.
Él propuso un último trago antes de terminar la velada. Le dije que primero iba a ver si Julián estaba bien. Fui a la habitación y lo encontré completamente dormido. Lo moví ligeramente y no hubo respuesta. Regresé con Gonzalo y le dije que lo más probable era que Julián no despertara hasta el día siguiente.
Me senté junto a Gonzalo y él pareció interpretar mi anuncio como una luz verde, pues de inmediato empezó a acariciar uno de mis muslos con su mano libre. Yo no protesté, sino que seguimos conversando, cada vez de temas más calientes. Estaba operando en modo sexual y me daba cuenta, pero no podía – o no quería – evitarlo. Mi coqueteo era cada vez más descarado, me reía de cada broma que hacía Gonzalo y echaba la cabeza hacía atrás y me esmeraba en mostrarle mis pechos gracias al generoso escote.
No pasó mucho rato, hasta que Gonzalo se inclinó hacia mí, con la clara intención de besarme. Nos quedamos en suspenso unos instantes, supongo que Gonzalo pensó que lo rechazaría, pero yo no hice nada para alejarlo. Tal vez lo debí pensar mejor. Tal vez no. El caso es que, al no encontrar rechazo, los labios de Gonzalo pronto se encontraron con los míos. Empezamos a besarnos solo con los labios, pero pronto nos ...