Amigos con derecho
Fecha: 11/11/2020,
Categorías:
Hetero
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... codos en el sofá. Le hice un gesto a Gonzalo para que se acercara. Quería que me follara así, al “estilo perrito.”
No necesité pedírselo dos veces y al poco rato, su verga ya estaba entrando y saliendo de mi concha abierta. Trataba de no gemir muy alto, pero la ración de polla que me estaba dando Gonzalo no me lo permitía. Mientras me embestía con furia, sentí que estaba camino al clímax. Él también se dio cuenta, ya que empezó a penetrarme más duro y rápido, inclinándose para apretar con sus manos mis tetas, que se bamboleaban al ritmo de aquella cogida.
Follamos en esa posición más de veinte minutos y alcancé dos orgasmos. No pude evitar gritar con fuerza mientras me corría en la verga de otro hombre, con el riesgo de que Julián me escuchara. Luego volvimos a cambiar de posición y lo obligué a sentarse en el sillón, lo que hizo de inmediato, quedando su verga apuntando hacia arriba. Luego me senté en ella, con mi rostro hacia Gonzalo, mis tetas rozando su rostro.
Empecé a cabalgarlo, al principio despacio, pero luego a un ritmo vivo, clavándome su gigantesca verga hasta el fondo de mi coño mojado. De esa forma, no tardé en sentir que nuevamente estaba cerca al orgasmo. Mis nalgas botaban una y otra vez en los muslos de Gonzalo, cuando le escuché decir, “No puedo más; me voy a correr.” Ni bien acabó de decirlo, soltó un fuerte gruñido, ronco, casi animal, y me llenó la concha con su leche caliente. Podía sentir los chorros de semen golpeando con fuerza en mi ...
... interior. Nos desplomamos en el sofá y permanecimos en esa posición, con su polla todavía enterrada en mi concha.
Estuvimos así por algunos minutos y luego lo desmonté y me senté a su lado. Nos empezamos a besar y acariciar, nuestras lenguas se enroscaban una con otra mientras nos metíamos mano. Comencé nuevamente a acariciar y tirar de su verga; estaba dispuesta a continuar con la faena.
Después de un momento, dejé de besar a Gonzalo y me dirigí a su verga, tomándola entera en la boca. Al principio parecía que no iba a reaccionar pero luego de algunos minutos mamándosela, su polla empezó a endurecerse. Gonzalo me obligó a tumbarme sobre la espalda y empezó a montarme en la posición de misionero. Mientras su verga entraba y salía de mi coño con potencia, Gonzalo me dijo que era una zorra y que me iba a enviar con mi marido con mi concha llena de su leche.
Yo gemí aprobando su intención y nos mirábamos directamente mientras él seguía entrando y saliendo de mi concha. Gonzalo la sacaba casi por completo y luego me clavaba su enorme verga hasta el fondo, haciéndome casi desmayar de placer. Yo me retorcía y gemía debajo de él y no pasó mucho tiempo hasta que volviera a coger buen ritmo y me follara muy duro, tan duro que pensé que íbamos a romper el sofá. Mi esposo jamás me había cogido así, ni cuando éramos más jóvenes.
El polvo duró mucho más esta vez, ya que Gonzalo se había corrido previamente; iba a tomar más tiempo llevarlo otra vez al límite. Esto permitió que yo ...