1. Ojos rosas


    Fecha: 19/10/2017, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... Para eso faltaba poco. Te clavé los dientes y el momento llegó. Un fuerte gritó me lo anunció.
    
    Me tomé hasta la última gota de tu corrida y entonces me incorporé. Saqué mi falo de su prisión. Coloqué la punta a la entrada de tu cueva y empujé con la misma violencia de actos anteriores. Tus uñas se clavaron en mi espalda y tus dientes en mi hombro. El dolor que te causó el grosor de mi instrumento fue muy grande, pero no me importó. Arremetí con todas mis energías desde el principio. Así me lo pedía el placer que me transmitía tu estrecha y tibia vagina, presionando con sus paredes mi hinchado miembro. Supe en el momento que entraba y salía de tu cuerpo, que nada de lo que antes había vivido se comparaba a ello. Nadie podía decir haberlo experimentado todo, sin antes haberte tenido, porque esa magia que observé en tus ojos rosas, era apenas una pequeña muestra de todo tu potencial. En cuanto te atravesé con mi verga, todo lo demás dejó de importar, mi mente se llenó de tu olor y tu nombre. Mi felicidad se completó, cuando tus gritos cesaron y se transformaron en jadeos. Cuando el dolor te liberó. Fue entonces que no me detuve. Te cabalgué como a la más salvaje de las yeguas, sintiendo como a segundo mi satisfacción, se volvía más y más grande. Te apreté con fuerza contra mi pecho. Me dijiste "te amo". Exploté dentro de ti e instantes después lo hiciste conmigo dentro. Todo se había terminado. Era el mismo otra vez.
    
    Te regalé mi abrigo, para que cubrieras los hoyos de ...
    ... tu vestido. Te supliqué te marcharas antes de que, en un momento de egoísmo, te robara algo más que un orgasmo. Me miraste a los ojos y no viste nada, ni siquiera el amor que sentía por ti, porque tal ves ese ni era real, no siendo lo que era yo. Pensé te asustarías y saldrías corriendo, pero no. Te acercaste a mi oído y me susurraste: "Te espero mañana en este mismo lugar. Mañana seré tuya para siempre". Me quedé petrificado con tus palabras. Diste media vuelta y emprendiste tu camino, sin poder yo decirte al menos adiós. Permanecí un buen rato ahí parado, pensando en lo que me habías dicho. Trataba de convencerme de que en verdad habías aceptado pasar toda tu vida conmigo, sabiendo lo que había dentro de mí, habiendo visto a través de mis ojos mi vacío y soledad, pero me costaba mucho trabajo. No podía creer que alguien tan bello como lo eras tú, quisiera condenar su existencia a una muerte eterna, llena más de sufrimientos que de gozos. Fue difícil, pero lo logré. Me marché hacia la posada sintiéndome como hace mucho no lo hacía, feliz. Me desperté varias veces, por el temor de soñarte entre llamas. La alegría me cegó. Creí que esas imágenes eran a causa de mis miedos. Podría haberte salvado si hubiera sabido que eran un aviso, pero no. Mi amor firmó su sentencia de muerte. Lo siento en verdad.
    
    Cuando la noche siguiente me dirigía a aquel callejón testigo de nuestra entrega, una gran multitud en la plaza principal llamó mi atención. "Van a quemar a una bruja", decían ...
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