1. Ojos rosas


    Fecha: 19/10/2017, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... algunos asombrados pueblerinos. "Por hereje", complementaban otros. Sabía que de hacerlo llegaría tarde a la cita, pero no pude evitar detenerme. Quería ver quien era la desafortunada. Tenía la curiosidad de saber quien era la mujer, que habiendo rechazado las indecorosas propuestas de un amigo cercano de los inquisidores, se había condenado a morir en la hoguera. Cuando llegué hasta el lugar donde sería la ejecución, los pocos restos de vida que me quedaban, se esfumaron. La desdichada mujer que moriría por su supuesta herejía, eras tú, mi Camila, la que le devolvería un poco de sentido a mi eterno peregrinar. Me descubriste entre el bullicio y me miraste con tus grandes e hipnotizantes ojos rosas. Adivinaste mis intenciones y me pediste que no lo hiciera. Me dijiste que podrías soportar morir quemada por una injusticia, pero no el saber que yo también dejaría éste mundo. No pude negarme a complacerte. Las llamas poco a poco te fueron consumiendo. El brillo de tus ojos se perdió entre el rojo del fuego, llevándose cualquier pizca de bondad en mí. Y junto con ellos, murió la parte humana que aún se escondía en mi cuerpo.
    
    Asesiné a todos los presentes, tratando de calmar el asfixiante dolor de tu partida. Corté el cuello de docenas de personas y me bebí toda su sangre, intentando devolverme las ganas de seguir, pero nada. Cada que veía como se apagaba la luz de alguien más, más miserable me sentía. Tu cuerpo calcinado, continuaba atado a mitad de la plaza; y tus ojos rosas ...
    ... no volvían, ni acabando con la existencia de los más lindos infantes. Ese deseo de atravesar mi corazón con una daga, con la misma que desprendí tantas cabezas aquella noche, volvió a aparecer. Me paré encima de la montaña de cadáveres. Miré al cielo. Levanté el cuchillo a nivel de mi pecho y, cuando estaba por atravesarme con él, una idea llegó a mi mente, enviada por ti, mi dulce niña. La nueva razón por la que seguiría caminando entre las oscuridad, sería la de encontrar el cuerpo en el que reencarnó el alma de mi amada, tu alma. Me marché de ese lugar, dejando miles de vidas a mi paso, y comencé un viaje distinto, uno en el que me detendría donde brillaran nuevamente tus ojos. Busqué y busqué por caso quinientos años sin hallar más que penas. Las fuerzas me dejaban de nuevo y no aparecías. No hasta que te encontré en éste bar. No hasta que me miraron tus grandes e hipnotizantes ojos rosas, y supe que detrás de toda tu modernidad, estabas tú, mi Camila."
    
    Carolina estaba como petrificada por la historia. No sabía si era que él tenía una personalidad en verdad arrolladora, sus ganas reprimidas, lo enfadada que estaba con su novio o ese relato tan lleno de, lo que ella pensó que eran, mentiras, pero no había en su cabeza otro pensamiento, que no fuera el tener sexo con ese extraño y vivir para siempre juntos. Obedeciendo a sus impulsos, lo tomó de la mano y se dirigieron al baño. Se cercioró de que estuviera vacío y entraron, para comenzar a besarse apasionadamente. Estaba ...
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