Mi mama me ama
Fecha: 19/10/2017,
Categorías:
Hetero
Autor: Safo, Fuente: CuentoRelatos
... llegó la noche.
Mi madre se quedó pronto dormida. Yo no, yo estaba expectante... pero me quedé dormida también. Y me volvieron a despertar los gemidos de mi madre... Otra vez estaba gozando en sueños, pero esta vez percibí el olor de su sexo ascender hasta mí... ¡Mmmmhhh! Comencé a empapar mi propia braga. "¿Cómo?" me preguntaba "¡Es mi madre!" "¿Seré una pervertida?" Y mi madre seguía gozando a mi lado... aparté las sábanas para echar un vistazo. El olor era más fuerte. Esta vez se masturbaba ya por debajo de su ropa interior. Y realmente mi madre estaba muy atractiva durante su orgasmo sonámbulo... No pude resistirlo más y yo empecé también a acariciar mi clítoris con mi mano izquierda, mientras con la derecha me pellizcaba y amasaba mis tetas. ¡Y eso me dio una idea! Con sumo cuidado, acerqué mis labios a uno de sus pezones y lo chupé suavemente. ¡Mi madre no gimió, sino que exhaló un gritito! Un espasmo la recorrió y sus líquidos empaparon el colchón. La miré un rato para cerciorarme de que seguía dormida. Ya tenía un trapo preparado para limpiarla... Pero su mano seguía entre sus piernas, y tuve que sacarla con cuidado para limpiarla. Al hacerlo, mi propia mano quedó mojada con su flujo. La olisqueé y.… me chupé mis dedos mojados de mi madre como si fuese el más rico manjar del mundo. ¡Hmmmm!!! ¡Qué amargo sabía, y qué delicioso!
A la mañana siguiente mi madre se fue de nuevo deprisa para trabajar. Me levanté, cambié las sábanas y esta vez le di la vuelta al ...
... colchón. Cuando me iba a duchar, vi en el cesto de la ropa sucia, en el baño, su braga de la noche anterior. En un impulso, me la llevé a la nariz para olerla, mientras con mi boca exprimía los restos de humedad que le quedaban, degustándolos, gozándolos. Me senté en el retrete y me masturbé, y fue el orgasmo más explosivo que tuve en años.
No hace falta que os diga con qué ansia esperaba la siguiente noche. Pensaba que estaba mal, pero al mismo tiempo, ¡qué cachonda me ponía el sólo pensarlo!
Nos volvimos a acostar, como siempre, pero mi madre debía sospechar algo. Tal vez a la mañana notase la mojadura de las sábanas, no lo sé. Pero esta noche se acostó dándome la espalda, no boca arriba como solía. Tal vez pensaba que, si esa noche volviese a masturbarse, al menos no corría el riesgo de despertarme a mí (la pobre no sabía que la precaución era tardía).
Nos quedamos dormidas, yo desesperando ya de poder gozar de mi madre. Me despertaron de nuevo sus gemidos. La miré y... ¡se había girado boca arriba! Así que me puse a hacer lo que llevaba pensando todo el día. Con suavidad retiré su mano del coño, y metí la mía, con dulzura. ¡Qué diferencia de tacto, su pelo crecido, y aquellos labios gruesos y dilatados, tan diferentes de los míos! ¡Qué placer notar su cálida humedad en mi mano! Al mismo tiempo me arrimé a un pecho de mi madre y comencé a chuparlo, suavemente, mi lengua recorriendo con placer su pezón, mordisqueándolo. El ritmo de su respiración y su movimiento de ...