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LA CHICA DEL PEDO Y TODO EN REGLA
Fecha: 05/12/2020, Categorías: Fetichismo Autor: Morbograma, Fuente: SexoSinTabues
... esperma y la otra bañada en regla. La mesa y los asientos ayudaban a cubrirnos bastante de lejos, pero de cerca, la mesera podría verlo todo. Con la mano untada de esperma hice el ademán de: ‘la cuenta, por favor’ tratando de evitar que se acercara, esperando que diera media vuelta para ir por la factura, pero siguió avanzando hacia nosotros. Instintivamente nos acomodamos hacia el frente para tapar con el torso lo que la mesa no alcanzaba a cubrir, Catalina puso sus dos brazos sobre la mesa y yo los puse debajo de ésta mientras mirábamos a la mesera con una sonrisa. - ¿Puedo retirar los platos? –Preguntó mientras movía sus fosas nasales como cuando uno quiere identificar un olor- ¿Les gustó la comida? –Se reclinó sobre la mesa para alcanzar toda la vajilla- - Delicioso –dije- - Qué bueno. ¿Van a querer postre? -Preguntó mientras seguía olfateando como un sabueso-. - Nnno, nno, muchas gracias, contestó Catalina. Ya debemos irnos. Finalmente la mesera se fue por la cuenta y aprovechamos para ponernos en orden. Catalina acomodó sus panties, las medias veladas y la falda como pudo. Yo acomodé el ‘mercado’ e intenté organizar un poco mi camisa sin mucho éxito, cuando vimos que la mesera regresaba presurosa. - Cuando uno quiere que se tome su tiempo le da por ser eficiente a esta. En ese instante interrumpió Catalina- - ¡Mierda! ¡Mira el charco que hemos hecho bajo la mesa! - Parece que hubiéramos volteado un vaso con agua o quizá una Coca-Cola –dije- - Pero el charco más grande ...
... está entre mis piernas. Se va a dar cuenta -alcanzó a decir antes de que la mesera nos entregara la factura- - ¿Todo correcto? - Sí señorita –y le alcancé la tarjeta de crédito para el pago- Fueron segundos eternos mientras la transacción se realizó. Dimos de nuevo las gracias y nos despedimos. Finalmente Catalina se puso de pié y salió por su costado de la mesa mientras yo hice lo propio por mi lado. Caminamos un par de pasos cuando oímos: - Señorita. Espere, por favor… Catalina quedó paralizada, ni siquiera se volteó. La mesera en dos pasos nos alcanzó y me apartó para hablarle a Catalina al oído. Cuando la mesera terminó de hablarle, Catalina volteó la cabeza y me miró con cara de: ‘te lo dije’ y ‘es tu culpa’. Entonces ambas mujeres caminaron hacia un costado del restaurante y yo comencé a seguirlas hasta llegar a un corredor de servicio con algunas puertas a los costados. Mientras caminaban noté que Catalina apretaba un poco el culo y las piernas y al bajar la mirada era evidente una mancha roja y espesa que escurría por una de sus piernas. - ¿Quiere que le traiga unos paños húmedos señorita? ¿Puedo ayudar en algo? - Está bien, muchas gracias –y cerró la puerta de un baño exclusivo para empleados al que la llevó la mesera- - Que cosas, ¿no? Uno nunca sabe por las que pasan las mujeres; un accidente así… Menos mal se dio cuenta aquí adentro y no en la calle –comenté como para quebrar un silencio incómodo con la mesera- - Por lo visto usted también ha sufrido un accidente ...