1. LA CHICA DEL PEDO Y TODO EN REGLA


    Fecha: 05/12/2020, Categorías: Fetichismo Autor: Morbograma, Fuente: SexoSinTabues

    Desde aquella primera vez, cuando nos conocimos, Catalina y yo habíamos logrado tener una relación ideal: solo hablábamos cuando era sobre sexo, morbosidades y perversión, y nos veíamos solo cuando queríamos revolcarnos y hacer cochinadas. También, al principio, hacíamos “sexting” permanentemente, lo que traía problemas de concentración en la oficina; y solo en la oficina, pues como buenos “amantes” cualquier comunicación en las noches o los fines de semana estaba proscrita, salvo que alguna situación extraordinaria nos permitiera vernos. No obstante, luego de un tiempo nos dimos cuenta que estábamos agotando las palabras y las fantasías pensando en los días que podíamos vernos, y entonces decidimos cortar un poco con el “sexting” y las llamadas morbosas. Y no; no éramos amigos en realidad: no sabíamos mucho de la vida personal o laboral del otro; solo lo estrictamente necesario: ella estaba de novia y se iba a casar con su novio de tres años; yo ya me había casado y vivía con mi esposa. Ella trabajaba en una empresa de seguros; yo trabajaba en una empresa de comunicaciones. Ella era una chica católica de misa los domingos y eternos almuerzos familiares; yo cumplía a cabalidad con mis deberes maritales. Ella se volvió adicta a cagar mientras le hacía sexo anal; yo me volví adicto a sus flujos vaginales. Una mañana llamó a mi móvil y no le pude contestar. Le hablé por el chat: -Ahora te llamo. Estoy en reunión. -Bueno. Pero no se te olvide; quedo pendiente. Era de cierta ...
    ... forma extraño recibir una llamada sin previo aviso por el chat. Todo era meticuloso y calculado para no ir cometer errores que nos pusieran al descubierto con nadie. Su respuesta fue formal y no decía nada como: “no me bañé esta mañana porque quiero que me limpies el culo sudoroso con tu lengua” o “espero que tengas sed porque he mojado mis calzones toda la mañana”; como ya era costumbre. Era un tono diferente, pero nada preocupante –me dije- Cuando finalmente pude llamarla acordamos almorzar en un sitio equidistante entre su lugar de trabajo y el mío; un sitio discreto pero no tanto como para levantar sospechas si alguien conocido nos veía. Teníamos solo hora y media para vernos antes de regresar a las oficinas. -Quería agradecerte –empezó diciendo- Si no te hubieras arriesgado a proponerme tantas cosas pervertidas, yo seguiría siendo la misma chica ñoña que conociste en el bus. Seguiría siendo como mi amiga de la oficina, Andrea, que es un desastre. Me da pesar, porque no me aguanto sus historias románticas de princesa de Disney, mientras yo solo pienso en lo mucho que quiero tu verga entre mi culo… Antes de que yo pudiera decir: ‘de nada’, ‘con mucho gusto’, ‘cuando quieras’, ‘no fue nada’, ella continuó: -¡Yo sería igual de estúpida de no ser por ti! ¡Cuánto te quiero! -(…) -Cuánto te quiero… ¡entre mis piernas, ricurita! –aclaró mientras yo palidecía y ella soltaba una sonora carcajada- Entre la sorpresa que me produjo lo que sería un chiste (mal chiste), reaccioné con ...
«1234...8»