Mi pequeña hijastra buena y prohibida
Fecha: 13/12/2020,
Categorías:
Hetero
Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues
... donde estaba su mano. Después de unos pequeños gestos de sorpresa levantó la cara sonriendo. Insistí en que pusiera atención al juego, pero al igual que yo, para ella se había despertado otro interés. La segunda vez le agarré con más firmeza su mano y nuevamente depositándola sobre mi miembro. era sólo una niña de 5 años, pero mostraba tanto interés como el que estaba despertando en mí. Recordando que mi señora regresaría luego, y sintiéndome explotar por la emoción de ese momento, decidí arriesgarme a mostrarle mi miembro. Abrí mi pierna y con disimulo saqué por un lado mi miembro, que así como lo tenía de erecto no me costó en absoluto sacármelo para dejarlo a la vista de ella. La tercera vez que tomé su mano para ponerla sobre mi miembro, noté que ella parecía desearlo, pues lucía una amplia y regocijante sonrisa. Al principio, cuando sintió mi miembro desnudo, tuvo una reacción refleja para quitar y levantar inmediatamente su mano. Por el reflejo del monitor la observaba como de "reojo" ella dirigía su vista hacia abajo para ver lo que la había asustado. Puso su vista al frente y dejó escapar una gran sonrisa dejando ver que todavía estaba mudando alguno de sus dientes. Sus manos estaban fuertemente aferradas al escritorio, y veían una y otra vez más hacia abajo para ver mi miembro. Como noté que ella ya no jugaría el juego de la PC, le agarré decididamente su mano y nuevamente se la coloqué sobre mi miembro. Esta vez dejó su mano allí, y suave y tímidamente comenzó a ...
... explorar con la punta de sus dedos eso intrigante, suave y a la vez duro que estaba tocando. No está demás decir que esa situación me tenía más excitado que ver desnuda y llamándome a la cama mi propia señora. No sé qué emociones abrían igual en su pecho, pero la veía radiante, riendo sin emitir algún sonido con la vista ida hacia el frente. Como yo no se lo impedí, aprendió a tocar mi desnudez. Yo seguí jugando con la PC; ella ya no quitó su mano de sobre mí, y continuó tocándome como si con ese tacto estuviera descubriendo un nuevo mundo. No era una situación ridícula. Era una niña, la más bonita entre las tres, que me estaba tocando… y su confianza aumentó y comenzó a tocarme desde el tronco a la punta de mi miembro, donde se llenó de mi pegajoso, resbaloso y excesivo lubricante que me fluía del cuerpo como si se hubiera roto alguna fuente. Al tocar y llenarse la punta de sus dedos de lubricante, nuevamente me vió hacia abajo y limpió la punta de sus dedos en mi short. Al hacerlo no le importó que yo lo notara, y con igual confianza agarró la tela de mi prenda de vestir para taparme. Mi señora tocó a la puerta con las otras niñas avisándome para que las dejara entrar. Esa tarde entendí que había un secreto entre los dos. No fue necesario hacernos promesas, pero sabíamos que algo teníamos ya en común entre los dos. Me apresuré a buscar con qué limpiarme el pene, y la niña lucía más entusiasta con sus hermanas. Esa tarde estuve mojando continuamente todo el tiempo, y era ...