Mi pequeña hijastra buena y prohibida
Fecha: 13/12/2020,
Categorías:
Hetero
Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues
... seguido que entraba al baño a lavarme, o al dormitorio para secarme. Sólo esperaba que terminara la tarde y que llegara luego la noche para poderme desquitar con mi mujer. Yo sé que le daría a mi señora una noche para nunca olvidar…. Llegada las 6 de la tarde, nuevamente mi señora dijo que saldría a comprar algo más que le faltaba para la cena. Las niñas corrieron donde ella para acompañarla, menos la que se había quedado conmigo, que al igual que en la tarde, prefirió quedarse conmigo. Ya solos y cerrando la puerta de la casa, le dije a esta niña que iba a cambiarme de ropa. Ella caminó detrás de mí, entró a mi dormitorio e inmediatamente se acostó de espaldas sobre la cama. Yo, naturalmente, no puse ninguna objeción. Era precisamente eso lo que deseaba, buscar la manera de desnudarme frente a ella para lograr inquietarla. Pensé que si no le atraía o gustaba lo que yo hacía, saldría por su gusto del dormitorio; pero si quería verme, se quedaría conmigo hasta el final… y así fue, se quedó acostada en la cama mientras me observaba cómo me cambiaba yo de ropas. Disimuladamente, y como quien no se dá cuenta que hubiera alguien más en la habitación, me bajé el short y busqué ropa interior para ponerme. Sacaba un calzoncillo y lo extendía frente a mi para observarlo, como si le buscara un defecto, y luego me lo ponía; pero como no estando seguro de ese, me lo volvía a quitar y buscaba otro. Sabía que ella me estaba viendo y platicaba conmigo cosas que no me importaban. Me subía ...
... con dificultad el calzoncillo, pues mi miembro lo tenía completamente erecto. Al quitármelo, nuevamente saltaba mi pene como el de un animal en celo. Entonces decidí ponerme de frente y como ví su insistencia en verme le pregunté: “Nunca habías visto un hombre desnudo” -No- me replicó, y me dio motivos suficientes para explicarle las diferencias que existen entre un varón y una hembra, entre los niños y las personas ya adultas, entre ella y yo. Le expliqué que yo tenía pelo porque ya era mayor, y que tenía mi pene porque siendo varón me servía para orinar y para que su mamá jugara conmigo. Todos los papás lo hacíamos, pues ya teníamos las “cositas” grandes y podíamos jugar entre nosotros tocándonos y besándonos esto (y le enseñaba mi pene regordete en completa erección)… y como la del varón se pone dura… “así como ves la mía”, se podía meter en la “cosita” de su mamá. “Porque ya somos grandes y tenemos nuestras cositas grandes…” “Cuando tú seas mayor, también te saldrán pelos, y te vá a gustar que tu novio te meta su cosita en la tuya (al mismo tiempo que le señalaba mi pene y el interior de sus piernas)… pero eso será hasta que ya seas mayor, y quieras jugar con él… antes no; porque tú estás muy pequeña y eso te puede causar dolor”… “¿Me enseñás la tuya?” Esta niña, que estaba jugando el papel de estudiante aplicada y que pone mucha atención, no vaciló en decirme que sí con su cabeza, y yo me incliné sobre ella, como incándome para hacer una oración, ante sus piernas que ...