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En la biblioteca pública
Fecha: 22/12/2020, Categorías: Gays Autor: Pidroso, Fuente: SexoSinTabues
... esperaba al autobús que lo llevaría directamente a diez metros de la biblioteca. Estaba especialmente nervioso, hacía dos semanas se sentaron en su misma mesa, frente a él, una pareja de universitarios veinteañeros. Un chico y una chica, que por las carantoñas que se hacían entre los subrayados de sus apuntes dejaban claro que tenían algo más que una simple relación de amistad. No era la primera ocasión en la que compartía mesa con parejas que se tocaban o se reían con complicidad mientras estaban estudiando, pero esta vez Pedro no pudo dejar de advertir lo guapo y morboso que era el chico. Mediría casi metro ochenta, era moreno con el pelo rapado por los laterales y un poco más largo en la parte superior, pero solo ligeramente. Se parecía físicamente al marine protagonista de la película de James Cameron, “Avatar”, quizás ligeramente menos musculado pero muy parecido de cara y, lo que más le gustó a Pedro, su sonrisa cuando hablaba con su chica. Era realmente muy atractivo, y Pedro no podía evitar de vez en cuando levantar la mirada de su portátil para observarlo. En una de esas ocasiones sus miradas se cruzaron por primera vez y el chaval le sonrió; Pedro le devolvió la sonrisa ruborizándose un poco, antes de bajar de nuevo la mirada hacia el teclado. En siguientes horas el chaval lo había descubierto unas cuantas veces más lanzándole alguna mirada rápida, y Pedro, ya un poco nervioso, salió a la calle a fumarse un cigarro parta tranquilizarse un poco. No quería que el ...
... chaval se mosquease y que acabase diciéndole algo. En alguna ocasión le había pasado y se ingeniaba alguna excusa del tipo, “me daba la impresión que te conocía” o “perdona porque tengo a veces la manía de mirar a la gente”… pero le resultaba muy violento. Estaba en la calle fumando cuando el chaval salió de la biblioteca y acercándosele le pidió uno. Mientras fumaron charlaron un poco, lo cual tranquilizó bastante a Pedro y socializó con el chaval muy a gusto. Le preguntó si era profesor y Pedro le dijo que no, que lo había sido pero que estaba en paro actualmente aprovechando para escribir algunos cuentos. El chaval por su parte le comentó que el y su novia estaban estudiando Traducción e Interpretación, y tras hablarle un poco sobre sus estudios, se ofreció traducirle al inglés alguno de sus cuentos como práctica. Pedro aceptó y quedó de pasarle uno el siguiente Jueves, el único día que ellos estudiaban en esa biblioteca. Tras entrar de nuevo volvieron a intercambiar alguna mirada pero ya con la complicidad de haber tenido una conversación. El siguiente Jueves, cuando llegó a la biblioteca, el chaval y su novia aún no habían llegado, lo supo porque recorrió los dos espacios de mesas que había en la sala de lectura buscándolos. Decidió sentarse en una de las mesas cercanas a los enchufes para conectar su portátil que estaba casi sin batería. En esa mesa sólo quedaba libre el espacio que ocupó, pero le ofrecía visión directa sobre la entrada. Pasada una hora, más o menos, ...