1. La diversión de todas


    Fecha: 26/12/2020, Categorías: Hetero Autor: pompita, Fuente: CuentoRelatos

    Habíamos entrado a la edad adolescente, y motivados por un famoso programa juvenil que había en la televisión donde competían grupos de chicos y chicas, allí nos anotamos hasta que fuimos citados para uno de los programas, tocándonos competir con un grupo de chicas adolescentes como nosotros, con las que sufrimos la más vergonzosa y despampanante derrota.
    
    No lográbamos acertar en nada de nada y ellas iban sumando y sumando todos los puntos en juego en una seguidilla constante de triunfos que no podíamos evitar, y aquello lo estaba viendo todo el mundo.
    
    Eran ellas unas hermosas chicas que, demostrando una despiadada manera de competir, no tenían con nosotros la más mínima clemencia, humillándonos de manera grotesca y mostrando en sus rostros la risa y el goce al hacerlo.
    
    Para peor cosa, quienes conducían todo aquello en el canal eran absolutamente todas mujeres, y para nosotros la tortura era monstruosa al verlas a todas disfrutar y hasta reír gozando la paliza que nuestras contrincantes nos estaban grotescamente dando.
    
    Mis amigos hasta querían llorar cosa que a duras penas podían evitarlo, pero súbitamente en mí...una imprevista sensación erótica comenzó a invadir mi ser entero al ver cómo aquellas muchachas nos estaban aquello haciendo.
    
    Era algo sorpresivamente insólito, donde yo, en cada triunfo de ellas, sentía como oleadas cosquilleantes de esa calentura que a los varones tanto nos enciende cuando una mujer nos calienta. Obviamente que me esforzaba por no ...
    ... demostrarlo y, además, tratar de fingir ante mis compañeros que también yo sufría aquel infortunio donde estábamos padeciendo tal paliza por ellas propinada, y ante ellos podía yo hacer creer aquélla mi fingida actuación.
    
    Ante ellos...no ante ellas. Ellas, ¡lo captaron!
    
    También en esto ellas sabían ser ganadoras, y mirándome, comenzaron a dirigirme muecas sutiles de suspicaz sorna cómplice.
    
    Yo... confieso que no sabía cómo hacer...
    
    Al culminar aquel torturante tiempo de juego donde el triunfo de ellas fue grotescamente absoluto, yo no podía ya disimular más ante mis compañeros que afortunadamente para mí salieron corriendo en huida despavorida, quedando yo solo allí entre las eufóricas mujeres que no paraban de largarse las carcajadas en una exultante mezcla ya de mujeres del canal como de las chicas triunfadoras más otras amigas que habían ido a presenciar la competencia, hasta que una de ellas vino hasta mí riéndose, y atrapándome de un brazo me condujo hasta un apartado en donde comenzó a exigirme las confesiones de lo que habían ellas certeramente en mí captado.
    
    Poseído yo en un éxtasis de eroticidad avasallante, entre gemidos y suspiros le confesé absolutamente toda la verdad de lo que me estaba pasando, mientras ella reía escuchándome, y comenzaba a llamar a gritos a sus compañeras.
    
    Corriendo éstas llegaban en un coro de risas eufóricas, y enracimadas en torno a mí todas, la que me había esa confesión arrancado, me ordenó repetirla ante las demás ya ahí ...
«123»