La diversión de todas
Fecha: 26/12/2020,
Categorías:
Hetero
Autor: pompita, Fuente: CuentoRelatos
... empujándome sobre un colchón, se abalanzaron sobre mi cuerpo desnudo como hambrientas fieras a devorar una presa.
Todo yo quedé apresado en una desesperante vorágine de cosquillas atroces en un general manoseo de todas sobre mi desnudez completa, y rápidamente sentí cómo mi chorizo entraba en la ansiosa boca de la primera que en la boca logró metérselo, comenzando una mamada bestial que me hacía bramar de placer mientras los dedos de todas cosquilleaban mi cuerpo entero.
Pugnaban alocadamente por arrebatarse ese turno de desaforadamente mamarme, y yo enloquecía debajo de todas ellas y ya los orgasmos golpeaban frenéticamente en las puertas de mis sentires anunciando un arribo contundentemente total.
Los pies descalzos de no sé cuál de ellas comenzaron a entrar con sus dedos dentro de mi boca, y comencé a chupar y lamer, y aquel olor y sabor saladito y excitante, multiplicaba mi calentura monstruosa y en medio de aquella orgía, comenzaron a hacerme estallar en avalanchas orgásmicas donde por mi largo chorizo sentía yo la correntada de espesa y ardiente crema seminífera saliendo a chorros y llenando la boca de la que mamándome estaba, engulléndose golosa aquella crema que degustaba alzando los brazos y aplaudiendo, entre el reír a carcajadas de las demás, y mis gritos desesperados y gemidos y los dedos de los sudados pies de una de las chicas adentro de mi boca.
Unas y otras se turnaban en un disputado orden por mamarme desaforadamente, ...
... y unas y otras me hacían lamerles los pies y el culo y el coño, y axilas y lo que hacerme quisieran me hacían.
Yo, poseído ya por una masoquista pasión de gozar aquello de ser así por ellas amasado, no tenía empacho en declararles mi placer en así sentirme tan ilimitadamente por ellas usado, y ellas reían mirándose satisfechas de así haberme hecho caer a sus pies.
Mi exacerbada vitalidad parecía no tener límites aguantando a pie firme los embates de sus abusos, y ellas gozaban haciéndome el centro de sus antojos, y yo enloquecía inundado en masoquistas placeres aguantándolas cómplice.
Fueron horas de desenfreno total donde fui el más ardiente objeto de todas.
Ya por fin extenuado, pero completamente feliz, las veía reír con un dejo de cierta vergüenza por haber sido tan abusivas conmigo en sus haceres avasallantes, pero yo les agradecía y les decía que era ya cosa de ellas yo, y se miraban riéndose entre todas. Y seguía yo diciéndoles mi apoyo, y les suplicaba que por favor no dejaran de hacerme esas cosas y todo lo que quisieran siempre ellas hacerme, y reían mirándose y hasta soltando carcajadas. Había comenzado entre ellas y yo, una grotesca relación dóminas-esclavo, donde aquello iría a cobrar dimensiones por demás grotescas, que iré contando en emisiones próximas, si así acaso fuere manifestado como deseo de continuar sobre esta confesión conociendo.
Por ahora, aquí me detengo. Veremos, si para continuar, o aceptar el silencio.