1. Crónicas del hombre más feliz del mundo


    Fecha: 31/12/2020, Categorías: Erotismo y Amor Autor: lucas1272, Fuente: CuentoRelatos

    ... metí toda mi verga, estaba dilatado, ella lo había disfrutado. Ya no quería esperar más, era una bestia,
    
    Movía mis caderas tan rápido como un humano lo puede hacer, algo en mi no me dejaba soltar mi semen, era tan bueno estar como un perro follando, como un animal, no pensaba, pero no quería terminar aun. Le soltaba golpes a sus nalgas solo para sentir como se contraía su esfínter, no era la primera vez que alguien le partía el orto, se sentía usado. Mi pene estaba hirviendo, ella movía sus caderas, empezaba a sentirse mi perrita, apretaba sus puños. Le pegaba debajo de las costillas, sentía su interior queriendo fundirse con mi pene. Había llegado al límite, agarre sus cabellera y moví mis caderas lento pero fuerte, hasta el fondo, por fin llene de leche todo su interior era tanto que se empezó a salir por su ano, escurriendo hacia su vagina, pero como dije, soy hombre de palabra, saque mi pene aun duro y latente, volteé su torso y comencé a follarla con poco menos de ahínco. Su rostro había dejado de llorar, tenía la mirada perdida, me acerque para darle un beso y volví a mi labor, terminé por ...
    ... segunda vez, pero antes de hacerlo paré y terminé echando todo en su bello rostro, su mirada vacía cambió a asco, no podía hacer nada, así que paso la lengua por todo su rostro o hasta donde llegaba, se lo metía a la boca y lo escupía.
    
    Por dios!! Era tan lenta, baje hasta su pelvis pero ya no había nada que me llamará la atención pero tenía que, metí mis dedos en su orto, y empecé a follarla con la mano, mi otra mano estaba ocupada dentro de su vagina, quería que sintiera vergüenza así que me dispuse a provocarle un orgasmo, metí mis dedos hasta dentro, el lugar que conocía muy bien, comencé a presionar y mover en ese punto, sus caderas empezaron a moverse, sus pies se extendían, su boca ahogaba pequeños gemidos, moví tan rápido hasta sentir como se contraía su cuerpo, salían chorros de la muy guarra. Pero no paré, no podía. Seguí ella parecía un gusano retorciéndose.
    
    Hasta que por fin, escuché:
    
    -¡YA PARA! Me gusta que me violes
    
    -pensé que nunca lo dirías
    
    Saque mis manos mojadas, entre al baño, me bañe con todo cuidado y me dispuse a salir…pero la puerta estaba por abrirse, era mi prima. 
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