1. Arrepentidos los quiere Dios


    Fecha: 31/12/2020, Categorías: Confesiones Autor: febarsal, Fuente: RelatosEróticos

    ... producía ningún tipo de aversión. Todo lo contrario, su aroma a limpio me agradaba. Por lo que me dispuse a enfrentarme a mi primer gran reto.
    
    Me tomó del brazo y me llevó a la suite reservada para estos clientes. Estancia que conocía bastante bien, pues había quitado muchas sábanas y toallas mojadas.
    
    Me sentí como una diosa al saber que ahora iba a ser yo la que dejara las secuelas de mi actividad, ya que ese tiempo sería de oro; porque me dijo doña Patrocinio que las propinas que dejaba don Servando eran muy generosas, y yo estaba dispuesta a ganármelas con creces.
    
    --¿Sabes niña que de verdad me he enamorado de ti? Pareces más ángel que meretriz. Me dijo con los ojillos fulgurantes por deseo.
    
    --Gracias don Servando, pero soy lo que soy por los avatares que de la vida. Le dije poniendo carita de serafín.
    
    Me tomó ahora por los hombros con ambas manos y me dijo que le viera como a su esposo. Que su señora no quería o sabía satisfacer sus deseos, y que soñaba con una esposa amante y abierta a todos sus pretensiones sexuales. Y así empezamos la comedia.
    
    --Cariño, hoy he tenido un día agotador; la finca de los Jarales no me da más que problemas y disgustos, menos mal que te tengo a ti, que eres el bálsamo de mis penas, y el remedio de mis angustias. Y cuándo llego a casa me haces olvidar todo lo malo del día
    
    --Sí, esposo mío, sabes que tu mujercita siempre será tu sostén.
    
    --¡Hablando de sostenes! ¿Y este tan erótico que llevas puesto? ¡Coño! Pero si ...
    ... parece que te hacen las tetas más hermosas.
    
    --Pero cariño. ¿No te acuerdas? Le dije a la vez que me quitaba la falda. Si este conjunto me lo regalaste porque decías que me lo imaginabas puesto, y te excitaba.
    
    No podía creer que fuera capaz de interpretar el papel de esposa; pero al ver el brillo en los ojos del Marqués, supe que lo estaba haciendo muy bien, porque se estimulaba por momentos.
    
    --¡Pero que ofuscado estoy, cariño! Disculpa mi despiste.
    
    --¡Y yo qué me lo había puesto por ti, y sólo para ti! Le dije poniendo cara de enfado.
    
    --No te enfades conmigo mi amor, sabes de sobra que lo eres todo para mí. Deja que te lo quite yo, quitarte el sostén y bajarte las braguitas es una de las emociones más grandes que siento.
    
    --Si esposo mío; bájame las braguitas cómo sólo tú sabes hacerlo.
    
    --¡Pero es que alguien más te las ha bajado! Exclamó un tanto airado.
    
    Había metido la patita con ese: "cómo sólo tú sabes hacerlo", y temía lo peor, el desencanto del Marqués. Pero supe reaccionar muy bien. Y le dije llorando:
    
    --Me ofendes esposo mío. Sabes de sobra que nadie me ha bajado las bragas. Lo que pasa, que doy por hecho, que no hay en el mundo un "bajador de bragas" mejor que tú
    
    --¡Perdona, perdona, cariño! Pero que burro soy.
    
    --Te perdono, pero no vuelvas nunca más a desconfiar de mí.
    
    Me situó boca abajo, y me temía algo raro. ¡Pero no! Sentí su aliento en mi espalda, y como con sus dientes asía la braga.
    
    ¿Me las querrá bajar con la boca? Pensé para ...
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