7 Militares me hicieron su perrita: Día 1 - 2
Fecha: 22/10/2017,
Categorías:
Gays
Autor: alej97, Fuente: SexoSinTabues
Aquí en Venezuela, una semana previa a las votaciones, asignan a los militares a que cuiden las escuelas que serán centro de votación en cada suceso electoral. A eso ya estoy acostumbrado. Y las pocas veces que me ha tocado votar me he puesto a pensar qué harán esos militares ahí solos durante una semana. Por fortuna, lo descubrí. Por cierto, soy blanco, pelo liso y tengo 19. Fin. Mi casa queda a 5 cuadras de la parada del bus, y en la cuadra 2 está una escuela, que siempre ha sido centro de votación. El lunes iba llegando a mi casa, y al pasar frente a la escuela veo una especie de camión donde hay como 20 militares dentro en la parte de atrás. Comenzaron a bajar unos cuantos y luego el camión se volvió a ir. Al estar junto a la entrada de la escuela, un militar de piel oscura, facciones de bravucón y cabello riso me hizo señas con la cabeza, como dándome señas de que no debía estar ahí parado viendo. Pero es que era inevitable imaginarme a esos militares para mí solito. Al final, continué mi camino y obvié la idea de mi cabeza. Pero cuando era ya de noche me dispuse a ir a una bodega y obvio tenía que pasar por la escuela. Me fui en shorts cortos y franelilla ajustada al cuerpo. Cuando iba por la escuela, vi que no había nadie, seguí mi camino algo decepcionado porque quería que me vieran, hasta que escuché como un siseo. — Pss… Pss. Me doy la vuelta casi buscando entre las sombras y lo veo. Un militar de piel clara, cabello liso y sonrisa bonita. Tenía algo de barba, ...
... como de tres días. Me excité casi al instante. — ¿Sí? —pregunté como si nada. Noté que me vio de arriba abajo. — Compa, ¿tú no sabes dónde venden chevys por aquí? • Chevys: cigarrillos. — Allá en la bodega —dije, señalando el trayecto. — ¿Tú me harías la vuelta de comprarme dos, si va? • Hacer la vuelta: hacer un favor. — Dale sí va —respondí recibiendo el dinero. Después no era solo él quien me pedía favores sino también dos amigos más (entre ellos el que vi temprano de piel oscura y risos) y el otro era un blanquito blanquito que tenía cara de carjito. Bueno, los tres se veían que no pasaban los 25. Ya el martes éramos casi mejores amigos —bueno, no, pero yo quería—. Ese mismo martes en la noche… Bueno, lean. Obviamente, a estas alturas ya yo iba a la bodega casi que a comprar un palillo de fósforos. Al ir de vuelta a casa, me llamaron. — Hey, tú, pss. Sí, hazte el duro. —volteé y se rieron. Me hicieron señas para que me acercara y fui. — ¿Todo bien? —pregunté como si nada. — Sisa, ¿y tú qué? — Aburrido, normal. — ¿Aburrido? ¿Y por qué estás aburridito? —me preguntó el moreno de risos. Me congelé. El corazón me empezó a latir rápido. — Porque no tengo nada que hacer —dije, con valentía y zorrismo. — Pero si nosotros te tenemos una tareíta pa que no te aburras. Háblale ahí mano —dijo dando con la mano por el pecho a su compañero, el de sonrisa bonita. Este sonrió y habló. — Sisa mano. Tamos es claro de que tú estás pendiente de los tipos. — ¿Y por qué creen eso? —pregunté casi ...