Mi hermana me cura de una depresión
Fecha: 11/01/2021,
Categorías:
Erotismo y Amor
Autor: Ifardavin, Fuente: CuentoRelatos
... llamado.
-¿Ah, si? Voy a ver - Se levantó y fue hacia el ordenador, movió el ratón para aclarar la pantalla, leyó y se echó a reír...
-¿Esto es lo que has escrito? "En un lugar de la Mancha... "Estás un poquito "p'allá" ¿No? Venga Luis, que a mí no me la das... No has escrito una línea en tres años.
-Mentira -Me defendí- He escrito esos artículos en tu revista... - Era una publicación semanal en la que trabajaba mi hermana. Gracias a ella tenía un pequeño dinerito extra. Les escribía un artículo de opinión literaria cada primero de mes
-Sí, vale, es verdad. Pero tú sabes a qué me refiero. Un articulito al mes no te da para vivir... Tienes que empezar con tu novela. Si ya te han dado un adelanto, joder. ¡Tienes que espabilar y olvidarla! ¡Ella se fue, te dejó y no va a volver! ¡Hazte a la idea!
Tenía razón, como siempre. Me había convertido en un imbécil llorón. Me daba pena de mí mismo... Me quedé abatido, sujetándome la frente con las manos. Julia vino a sentarse otra vez a mi lado. Me pasó un brazo por los hombros y me dio un besito en la mejilla.
-Venga, venga. Ya verás cómo lo consigues... - Me acariciaba el pelo a la altura de la nuca, produciéndome una sensación muy agradable. Me recosté sobre su hombro...
Me fijé en ella. ¡Qué guapa era mi hermana! Tenía el pelo castaño claro, algo ondulado, y unos ojos verdes que, como decía J. L. Martín Vigil en una de sus novelas, eran como un semáforo dándote paso.
Miré su pecho que subía y bajaba al compás ...
... de su respiración. No sé qué talla tendría, pero calculaba que una 90 o así. ¡Pecho perfecto, vive Dios! A su edad, rondando la treintena y sin haber tenido hijos, sus tetas conservaban todo su esplendor. Cuando éramos pequeños, en la playa y la veía en bikini, siempre le decía que tenía las tetas de plexiglás por la perfección que tenían. Bajé la vista a sus piernas, increíbles, largas y bien torneadas con unos tobillos finos que eran la locura, siempre llevaba una cadenita de oro alrededor del derecho. Unos pies chiquitines remataban su más que espléndida figura. Su cuerpo derrochaba sensualidad, lo que unido a una carita de niña angelical hacían de ella una mujer 10.
Secretamente siempre había sentido admiración por la figura de Julia.
Pero ahora no era admiración, me estaba excitando con ella. ¡Válgame Dios! Verdaderamente estaba mal. Debía ser la resaca y la cantidad de tiempo sin follar, si no, no me lo explico... Jamás había pensado nada con mi hermana, como mínimo, no era ético.
Me cogió una mano y me la besó. Le devolví una sonrisa de agradecimiento, por su compañía, por entenderme, por darme ánimo. Me apoyé en el respaldo del sofá, relajándome cerré los ojos. Julia seguía con mi mano entre las suyas.
Me serví un tercer güisqui, bastante cargado, y me lo ventilé de golpe. Dejé que el calor inundara mi pecho produciéndome la ya conocida sensación de bienestar. También un ligero puntillo, estaba en ayunas y tres güisquis pegan lo suyo.
-Bebes demasiado y ...