No al mal trato femenino
Fecha: 24/10/2017,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues
... hace llorar de dolor cuando me folla el culo, pero tú eres tan delicado», me dijo siguiendo con el movimiento de caderas y empezando a gemir, pasando su mano por su concha. «Haaaaa, haaaaaaa, haaaaa», gemia Ahia a medida que yo sacaba y metía mi pija de su ano. Yo pasaba mi lengua por entre los dedos de sus pies, unos pies pequeños, muy suaves, sin ninguna dureza. «Deja que me de la vuelta», me dijo Ahia, dándose la vuelta y poniéndose en cuatro patas cuando le saqué la pija del culo, «así me gusta más», me dijo abriendo sus regordetas nalgas, dejando que vea y acomode mi pija en su abierto ano, gimiendo a medida que se le volvía a meter, siempre despacio, con mucha suavidad hasta aplastar mi pelvis contra sus nalgas. Ahia soltó sus nalgas, bajando sus manos hasta su concha, acariciandola entre gemidos mientras yo sacaba y volvía a meter mi pija en su ano. «Me encanta tú culo Ahia», le dije sin dejar de mover mi pija dentro de ella. «Con que delicadeza me follas, me estas haciendo disfrutar mucho, sigue así que estoy a punto de correrme», me decía entre fuertes ayes de ...
... placer. «Sigue, sigue Eduardo, sigue que me corro, sigue que me corroooooooo», gritó Ahia, empezando a temblar y a decir no se qué en su idioma. Yo la agarré de sus caderas y empecé a meter y sacar mi pija de su ano cada vez más rápido, hasta que empecé a moverme como loco, gimiendo y dando ayes de placer mientras me estaba acabando dentro del culo de Ahia. Ahia contraia el ano apretando mi pija, haciendo que de fuertes gemidos mientras salían de mi pija fuertes chorros de leche llenando el culo de mi vecina marroquí. «Quiero que esto no salga de nosotros, si se entera mi marido que he sido adultera, que le he puesto los cuernos, me mata», me dijo Ahia, suspirando fuerte cuando le saqué la pija del culo. «No mi amor, esto es entre vos y yo, lo que no quiero que sea la única vez que estemos juntos», le dije, levantándome de la cama, me acerqué a ella que estaba acostada de costado en la cama, y le besé la boca, estrujando una de sus tetas. «No cariño, no va a ser la única vez, pero ahora vete que tengo que cocinar para cuando llegue mi marido», me dijo, respondiendo mi beso.