-
Ya soy el puto del equipo (V)
Fecha: 23/01/2021, Categorías: Gays Autor: janpaul, Fuente: CuentoRelatos
... Doro, vete a puerta. Abelardo, toma —le lanzó la pelota— no la sueltes de tus pies y mete gol, no consientas que te la coja de tus pies. Comenzamos. Abelardo jugó como quiso delante de mis narices con la pelota y consiguió encajar dos goles. Me llené de amor propio y comencé a echarme loco por la pelota. Jamás en mi vida he atrapado tantos balones rastreros, jamás había visto tantos goles. Mi camiseta quedó fatal, llena de desgarros; parecía venir de la guerra. Cuando el entrenador, después de interrumpir muchas veces para dar recomendaciones, hizo sonar el silbato para acabar, caímos Abelardo y yo al suelo juntos y nos faltaba el alma en nuestro cuerpo. No sabíamos si amarnos u odiarnos, habíamos pasado una media hora haciéndonos la guerra. Nos miramos a la cara y no nos dio ni por sonreír. Se acercó Mr. Vilhjalmsson y nos dio la mano para que nos levantáramos del suelo. Puestos de pie, nos abrazó y nos dijo: — Ahora sé que vamos a ganar. Caminamos los tres con nuestros brazos a la cintura de Mr. Vilhjalmsson, y él nos abrazaba con sus brazos por nuestros hombros. Iba diciendo cosas sobre nosotros, que si somos el alma del equipo, que nosotros somos los que haremos ganar el partido más complicado de la temporada, que si el Ventura era un atajo de señoritos cabrones de mucho dinero pero todos una mierda…; así hicimos el recorrido al vestuario. Nos invitó a pasar a su zona donde tenía un jacuzzi que no sé qué entrenador anterior había mandado construir y que ...
... ahora no se usaba, pero que todo era cuestión de llenarlo… Pero en realidad lo vimos ya lleno de agua y en acción: burbujas, remolino, chorro alto y todo lo necesario, incluso luces. El entrenador nos dijo que nos desvistiéramos y nos metiéramos para relajarnos porque el trabajo había sido duro. No le faltaba razón, pero con él allí delante nos parecía excesivo. Abelardo, con un todo de atrevimiento pregunto: — ¿Desnudos? — Si quieres te pones el abrigo para entrar, —contestó Vilhjalmsson. Me reí, me quité todo y me metí, agua templada tirando a caliente. Me siguió Abelardo. Mr. Vilhjalmsson se quitó su ropa y lo miré bien. ¡Qué cuerpazo! Era la ostia, marcado todo, hasta el mínimo cuadrante, cada músculo, se podía dar una lección de anatomía viendo ese cuerpazo. Cuando se acercó miré su polla, ¡qué polla! La madre que le parió debía ser elefanta. le llegaba a la rodilla, carnosa, nervuda y circuncidada. ¡Qué glande! Me entraron ganas de que nos encerrara para violarnos. Se metió en el jacuzzi y se puso en la parte más alejada dentro con agua hasta los hombros como nosotros. De repente, mientras Mr. Vilhjalmsson estaba al otro lado, en susurros al oído me preguntó Abelardo: — ¿Te atreverías con esa polla? — Ya me pica el culo de ganas, —respondí. — ¿De qué habláis, muchachos?, preguntó Mr. Vilhjalmsson. — No, de nada, no, señor, —dijo Abelardo. — Yo sí, Mr. Vilhjalmsson, de lo bueno que está usted, de su polla, ¿a quien le gustaría tenerla dentro?, de eso ...