1. Compañera de trabajo


    Fecha: 24/01/2021, Categorías: Gays Autor: bimont, Fuente: CuentoRelatos

    ... inconsistentes ruegos, deslicé una mano por su costado hasta llegar al borde del vestido y meterla por debajo y así ir ascendiendo por su muslo. Se removió como acomodándose en el sofá para incluso favorecer el avance de la mano que tiraba del elástico de las bragas, mientras metía la mano entre sus piernas.
    
    -¡Oh, Dios! -exclamó. Cuando sus bragas ya estaban a la altura de las rodillas. Le subí el vestido, enredándoselo en la cintura, y sin quitarle las botas terminé de hacerlo con sus bragas, que cayeron al suelo. Entonces la miré un instante a la cara y me sonrió de manera seductora antes de separarle las piernas y bajar la mano para acariciar un abundante pubis y entrar dos dedos directamente en su coño.
    
    -¡Joder! sigue -chilló tragando saliva.
    
    Me mantuve entre sus piernas, pero agachándome y lamiéndole la delicada piel de sus muslos, mientras oía todo tipo de gemidos. Unos más contenidos que otros, pero todos con una intensidad palpable que de ninguna manera podían limitarse a un ámbito tan reducido como el sofá.
    
    -Vamos a mi cama -exigí incorporándome y tirando de ella.
    
    Nada más ponerla en pie la rodeé con los brazos y pegué mis labios a los suyos y, con el cuidado necesario para no tropezar, la arrastré hasta la alcoba. Una vez dentro empecé a desnudarla sin miramientos, a lo que ella accedió sin moverse, completamente sumisa.
    
    -Ahora me toca a mí -pasándole el testigo.
    
    Tímida y aún insegura, se acercó y empezó a desnudarme.
    
    -Ahora olvídate de ...
    ... él... -consiguiendo otro de esos jadeos por los que merece la pena el esfuerzo. Y a partir de ese instante ella se dejó llevar.
    
    -Llévame a la cama, soy tuya...
    
    La besé en la boca, busqué su lengua, estrujé sus pechos. Le di la vuelta y le empuje sobre la cama. En su espalda arañe tímidamente su piel, quedaron marcadas unas rayas, hasta llegar a unas tersas y generosas nalgas que acariciaron mis manos al igual que sus muslos, descendí hasta las pantorrillas, ahora por la parte interna ascendí las caricias, ella separó las piernas supongo para facilitármelo, llegado al surco glúteo mis dedos pulgares acariciaron el perineo, movida como un resorte levanto la cintura, quedándome expuesta tanto la vagina como el ano rodeados por un denso vello púbico. Giró la cabeza mordisqueándose el labio inferior, entonces me sobrevino la convicción de que era una hembra de verdad haciéndose pasar por muñeca. Me detuve observando aquellas nalgas, mis deseos eran de golpearlas, pero algo hacía detenerme, cuando de pronto ella giró la cabeza y mirándome adivino mis pensamientos.
    
    -No te detengas, hazlo, soy toda tuya.
    
    Colocó de nuevo su cara contra la almohada, encogió las piernas separándolas y el culo en pompa, la visión era excitante, entre las nalgas, por la espesura de la mata de pelo sobresalía un rosado coño abierto y brillante por la humedad y las terminaciones tensas del anillo del ano. Con la mano abierta golpeé su trasero.
    
    -¿Te gusta? -los glúteos tiemblan.
    
    -¡Sí! ¡Aaaah! ...