1. Vacaciones en la montaña


    Fecha: 01/02/2021, Categorías: Bisexuales Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Aquel año ya estaba cansado del trabajo. Había sido muy duro y me apetecía que las vacaciones fueran tranquilas en un lugar aislado donde nadie pudiera molestarme. Me decidí por un anuncio donde un matrimonio mayor alquilaba una habitación en su granja de la sierra donde ellos residían. Era un lugar aislado donde ni siquiera los móviles tenían cobertura. Después de hablar con ellos por teléfono les envié una foto mía porque decían que querían saber a quien metían en su casa, cosa que vi bastante lógica. Me dijeron que estarían encantados de tenerme en su casa durante un mes y que me tratarían tan bien que serian unas vacaciones inolvidables para mi. Quede en que me recogerían en la estación del pueblo mas cercano que se encontraba a unos quince kilómetros. Les dije que como les reconocería y me dijeron que no me preocupara que ya me reconocerían ellos a mi.
    
    Llego el día y partí a disfrutar de mis merecidas vacaciones. Por tener casa, comida y estar bien atendido el precio no me pareció demasiado elevado, pero lo que mas me importaba es que podría alejarme por fin del bullicio y disfrutar de unos días de tranquilidad en la montaña. Al llegar al pueblo en cuestión, baje del tren, y mire a mi alrededor. Allí se respiraba paz. Repare que un hombre se acercaba a mi.
    
    El hombre imponía. Tenia alrededor de los sesenta años, corpulento y fuerte, mas alto que yo, pelo y barba blancos, y con algo de barriga. Me estrecho la mano y de lo fuerte que lo hizo casi me la hace ...
    ... polvo.
    
    Nos metimos en una vieja furgoneta y nos dirigimos hacia su casa. Durante el camino fue haciendo las preguntas de rigor; que en que trabajaba, si estaba casado, porque iba alli tan solo y a un sitio tan apartado. Su forma de hablar era muy campechana y directa, algo brusca quiza para lo que yo estaba acostumbrado, pero se le notaba lleno de energía y vitalidad. Yo trataba de contestarle lo mas educadamente posible, aunque no me apetecía darle muchas explicaciones.
    
    Cuando llegamos a su casa salio a recibirnos su esposa, Eugenia, tal como se presento. Esta era una mujer de la misma edad aproximadamente que Sinfo. Era mujer corpulenta de pelo ya plateado que se recogía en un moño. Mofletes sonrosados, sonrisa que parecía acompañarla siempre, de mi misma estatura y un cuerpo donde primaba la abundancia con mayúsculas tanto en el pecho como en el trasero. Al igual que su marido parecía llena de energía, energía que yo esperaba se me contagiara después de un mes en aquella casa. Nada mas verme Eugenia se abalanzó sobre mi y me dio un gran abrazo que casi me estruja. Pase con ambos y me ensañaron la casa. He de decir que la vivienda me encanto. Tenia un estilo rustico que hacia que se respirara paz en esa casa. Luego pasaron a enseñarme toda la granja con los animales de los que disponian.
    
    Llego la hora de la cena y Eugenia nos había preparado todo un festín. Yo me puse las botas y no solo por la cena, sino porque ella llevaba puesta una falda y una camiseta, la cual, debido ...
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