1. MI MACHO JOVEN Y MI MACHO VIEJO


    Fecha: 02/02/2021, Categorías: Gays Autor: dulcehombre, Fuente: SexoSinTabues

    ... los arbustos para espiar la llegada de los pájaros a las trampas. Aunque él era un abuelo para mí, y para todos, se comportaba con la alegría y el entusiasmo de un chico jugando a la pelota. Sus movimientos y gestos no se correspondían a la seriedad de su cara de piel arrugada, gastada y amarronada por el sol, contrastando con los pelos y bigotes blancos y tupidos. Tenía ojos vivaces y una voz clara y nítida. Hablaba con la seguridad y certeza de quien está acostumbrado a dar órdenes y a ser obedecido y respetado. Completaba su figura el torso ancho y liso, algo grueso pero flácido por la edad. Las piernas no parecían largas pero en conjunto alcanzaba una estatura media pero que me superaba en casi un tercio. Cuando hablaba movía con gracia sus manos sarmentosas y muchas veces me las puso sobre la cabeza o los hombros cuando quería marcar algo que le parecía simpático o gracioso. Agotado el tema de los pájaros trajo el del día anterior y yo no cabía en mi vergüenza. Tenía ganas de salir corriendo pero el, siempre avisado del efecto de sus palabras me tranquilizó diciendo que era de cualquiera hacerse la paja, que el se la hacía y mientras lo decía se la sacó incitándome a imitarlo. No lo hice. Quedé mirándolo casi desnudo porque al desprenderse los botones de la bragueta abrió el pantalón de trabajo como si fuese la puerta de una carpa. Su verga era hermosa, armónica, de proporciones perfectas envueltas en una piel lisa y blanca debajo de la que se dibujaba una cabeza en ...
    ... forma de hongo. Claro que si no apenas mas larga, si mas gruesa que la que me comía casi a diario. Mientras dejaba caer sus pantalones se la tocaba, acariciaba y me mostraba como de a poco se le paraba. Ahora las insinuaciones eran sutiles y mi vergüenza se había fugado desplazada por la presencia de este viejo desnudo provocando mis deseos a los que excitaba sin palabras. Y no le hizo falta decir nada. Se la agarré sin pedirle permiso. La emoción me cortaba la respiración. El siguió comportándose con naturalidad y sin mirarme a la cara como si estuviésemos acostumbrados a la situación. Se le fue poniendo dura a medida que lo acariciaba. Pasaba mis dedos por el redondel de la base de la cabeza encapuchaba en la punta por el cuero sobrante que se le asomaba a medida que crecía en mi mano hinchando las venas y como perdiendo peso. Estaba bien parada cuando comencé a pajearlo. Me pidió que se la bese. Nunca lo había hecho y no le contestaba ni me acercaba. Arrodillate, me ordenó y obedecí. Me tomó la cabeza con una mano y con la otra empezó a darme caricias sobre la cara con la verga. La pasó por las mejillas, el cuello, las orejas, la frente y cada ojo. Luego bajo por la nariz y siguió haciéndolo hasta que su contacto con mi cara fue natural y placentero. Besala con los labios a todo lo largo, me dijo y comencé a recorrerla con besitos secos de un extremo al otro. Me puso la punta y después de darle dos o tres me la puso para que la bese por debajo. Sentí en los labios la media ...
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