El taxista: mi primera vez - Relatos Eróticos

El taxista: mi primera vez

... rompió el silencio con un “ahora sí”. Yo no decía nada, estaba aterrado y encantado al mismo tiempo. Apenas aparcó el carro, me tomo con una mano el rostro y me besó. Fue el primer beso que me hacía sentir así: como si me quemaba por dentro, por el pecho. No sabía que era eso que estaba sintiendo. Ya simplemente me dejaba. Me soltó y bajamos. Le seguí hasta su habitación, aún estaba mudo. Abrió la puerta, me dejó entrar primero. Vi su habitación, supongo que la tenia así de desordenada por lo que taxeaba igual. Tenía la cama desarreglada, me excitaba pensar que no era el primero que llegaba ahí de esta manera. Tenía un baño, una televisión con dvd y algunas películas. Mientras contemplaba el lugar, él había cerrado la puerta y me sorprendí por detrás. Me abrazó desde atrás, besándome el cuello. No sabía qué hacer, estaba en las nubes, sólo cerraba los ojos y me debajo hacer. Me pagaba mucho hacia su cuerpo, mientras me susurraba algunas obsenidades al oido. Me excitaba mucho. Me dio la vuelta y me volvió a besar en los labios. Todo esto era una experiencia tan nueva, ya no pensaba sólo disfrutaba de sus labios. Le abrazaba, me entregaba a él. Sus manos posadas en mi cintura bajaban lentamente, me alzó la camisa y sentía sus duras manos acariciándome, bajando hasta llegó al pantalón. Metió sus manos en mi boxer y me agarró las nalgas, muy fuerte, como si estuviera reclamando un premio. Yo lo besaba con los ojos cerrado, saboreaba cada parte de sus labios. Él me guiaba en ...

... todo. Me bajo los pantalones, y sentía cómo si pasaba a ser suyo. Me quité los zapatos pisándolos entre ellos, y terminé de sacarme el jean. Reaccioné lo que estaba pasando, y decidí jugar yo igual. Bajé mis manos hacía su pantalón, ya sentía su pene duro sobre su pantalón pegado a mi cuerpo. Cuando él sintió que se la estaba sobando, me separó y me tomo de los hombros, empujando hacia abajo. Me arrodillé, era por fin este momento el que había fantaseado tanto. Se desabrochó el jean, y pude ver eso tan grande dentro de sus calzoncillos. Me tomó de la cabeza y la llevó ahí. La olí, estaba sudada por el sol, olía a sudor y a semen. Me apretó muy fuerte hacia él la verdad, me gustaba queme trate así. Disfrutaba cada momento de tener eso literalmente en mi cara. Le pasé la lengua por ahí encima. Me dijo que la saqué, y con mis manos le bajé el calzoncillos. Me sorprendió aún más al verla en todo eso esplendor. Era mucha más grande que la mía, y más gruesa. Tenía que una vena que sobresalía en la parte izquierda. Era con un poco de pelos, parecía que se había rasurado hace unas semanas. Me dejó hipnotizado, no hizo falta que me dijera algo para empezar a lamérsela. Me desconocía, no sabía de dónde había salido tanta confianza para estar haciéndole eso a alguien más. Era como si debía, como si me llamara. No sabía cómo metérmela a la boca, hice lo que mejor pude con lo que había visto en las pornos. Estaba en otro mundo, con los ojos cerrados, saboreaba cada parte de su miembro. Me ...