1. Miriam


    Fecha: 06/02/2021, Categorías: Lesbianas Autor: Nachoviramar, Fuente: CuentoRelatos

    ... esa pieza, pero en aquel momento, caliente como estaba y con los pezones ardiéndome de dolor, no sabía lo que podía ocurrir.
    
    —Vale –acepté excitada.
    
    Llevé mis manos a la posición inicial y me demoré un instante en respirar hondo y tratar de olvidarme del dolor de mis pezones. Sergio estaba justo detrás de mí, prácticamente podía sentir su aliento en mi nuca. Sabía que en algún momento intervendría para hacer que me equivocara. Comencé a tocar nerviosa, tratando que mis nervios –aparte del dolor, aparte de la excitación— no repercutieran en mi interpretación, y si bien no toqué con la ligereza con la que podría haber tocado en otras circunstancias más propicias para tal tarea, no cometí errores propiamente dichos.
    
    Sin embargo, cuando llevaba casi la mitad de la pieza interpretada de manera impecable, empecé a relajarme y a olvidar la presencia de Sergio, hasta había disminuido el dolor inicial.
    
    Fue entonces cuando, inesperadamente, dio un tirón de la cadena que colgaba de las pinzas en un movimiento casi imperceptible que estiró mis pezones más de lo que nunca habría imaginado.
    
    —¡Au! –grité de dolor, al tiempo que uno de mis dedos hacía sonar una nota que no debería haberse escuchado.
    
    —Sigue –me dijo. Aunque no hacía falta, pues si bien había fallado, no había parado de tocar.
    
    Sentía los pezones arder, y durante una milésima de segundo pensé en pedirle a Sergio que me liberara de las pinzas, pero deseché esa idea al instante enfadándome conmigo misma por ...
    ... siquiera haberla tenido. Y enfrascada en esos pensamientos cometí mi segundo error yo solita, pocos compases después del primero. Traté de concentrarme en lo que estaba tocando, pero ver a Sergio paseando sus dedos sobre la cadenita no ayudaba. De vez en cuando tiraba poco a poco de ella, hacía estirarse mis pezones hasta el límite y yo me inclinaba hacia delante tratando de reducir la tensión de la cadena y por consiguiente el agudo dolor que sentía en mis pezones, todo esto con cuidado de no fallar ninguna nota, tensa sobre mi sitio.
    
    —No muevas el cuerpo –me corrigió Sergio.
    
    Y yo obedecí, me reincorporé y traté de no mover más que las manos. Siguió jugando con las cadenas y traté de mantener firme, pero dejé de evitar hacerme hacia delante a medida que tiraba más y más de la cadena. Entonces Sergio, intransigente, me dio un tirón mucho más fuerte que el primero, tan fuerte que olvidé por un segundo que estaba tocando y me sumí en un intenso pico de dolor.
    
    —¡AHHH! –aullé, mientras trataba de reanudar la interpretación como podía.
    
    —Te he dicho que no te muevas –repitió él tranquilamente.
    
    Seguí tocando jadeante de dolor, y aunque también él siguió tirando de la cadena paulatinamente, y sentía mis pezones maltratados y profundamente doloridos, no volví a mover ni un ápice mi posición, aunque cometí unos pocos fallos más.
    
    Cuando dejó de sonar la última nota, había fallado 6 veces y los pezones me dolían a más no poder. Sergio enseguida me los liberó, quitándome ...