1. El señor de las flores


    Fecha: 12/02/2021, Categorías: Hetero Autor: Martz Santo, Fuente: CuentoRelatos

    Mi nombre es Germán, ya soy un hombre maduro de 61 años y estoy viudo actualmente, vivo solo y soy gordito, varonil, tranquilo, serio, mido 1,80, moreno, me gustaría contar algunas experiencias de vida para que se abriera mi lengua y literatura para compartir contigo mis mejores momentos dentro del área metropolitana de la ciudad de la noche.
    
    Soy ciudadano del mundo que aparece cada noche cuando todos dormitan en su interior buscando una oportunidad para poder estar con él o ella y realizar sus mejores momentos dentro del área metropolitana de este submundo material, agazapados bajo las sábanas de su jornada laboral de cada día.
    
    Cómo todos tengo anhelos, encuentros y desencuentros que llenen los vacíos existenciales para poder soportar las cosas que no podemos cambiar y mejorar los procesos naturales de la escuela de la vida en la que todos somos alumnos avanzados o retrasados según nuestras propias experiencias de vida.
    
    Después de soltar toda esta palabrería inútil, te contaré una de mis mejores experiencias dentro de este submundo material.
    
    Soy abuelo y mis nietos abusan de mí en cada oportunidad que tienen porque yo me convertí en su juguete sexual preferido, estás historias ya las conté antes en otros cuentos diseminados por ahí pero ahora quiero platicar contigo mis otras experiencias dentro de este submundo.
    
    Al morir mi esposa hace 7 años, mi mundo se derrumbó totalmente pues ahora conozco los detalles de una vida solitaria sin más expectativas que ...
    ... algún encuentro fugaz en la ciudad de la noche, que solo dejan volar con alas de mariposa nocturna dentro de esta prisión temporal que es la vida.
    
    Estando así solo y frágil sin un buen equilibrio emocional, fui víctima de mis emociones al conocer a un caballero maduro como yo que supo vencer mis barreras naturales y sociales para adentrarme en este submundo gay.
    
    Mis días transcurrían tristes y solitarios yendo y viniendo al lugar de reposo de mi amada esposa, el dolor era insoportable, el cáncer me había arrancado de los brazos en unos meses el motivo de mi vida y la ilusión de vivir se había esfumado poco a poco, lo único que acompañaba mi dolor era una rosa depositada en la tumba en cada visita.
    
    Ahí conocí a Adrián el señor de las flores, era un caballero maduro de unos 60 años que me atendía cada vez que acudía a ese lugar para comprar la rosa depositada en la mañana sin falta en mi visita a mi amada.
    
    Todo empezó con el contacto de nuestras manos al recibir de sus manos la rosa de cada día, yo absorto en mi dolor no note nada, el empezó a apretar mi mano al entregarme la rosa y yo lo sentía como un gesto de solidaridad ya que él también es viudo según el mismo me contó.
    
    Del apretón paso a la palmada en el hombro, luego al abrazo que sentía fraterno, yo hambriento de cariño me dejaba querer por aquel hombre tan amable conmigo en momentos tan difíciles, llevaba ya tantos meses abrazándome que sentía la necesidad de recibirlo sin darme cuenta de sus verdaderas ...
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