1. El señor de las flores


    Fecha: 12/02/2021, Categorías: Hetero Autor: Martz Santo, Fuente: CuentoRelatos

    ... mueble con sus nalgas al aire, lo mire un poco así como estaba, un hombre maduro de 62 años bien conservado cuerpo promedio con un poco de panza, moreno, pelo entrecano, de bigote, con lentes, nalgas preciosas y redondas como de mujer, como de 1;75 de estatura y tal vez unos 90 kilos.
    
    Me gustó al observarlo bien, el inquieto volteó a mirarme y preguntó;
    
    Te gusta lo que ves o ya no quieres?
    
    Me acerqué y lo abrace dándole arrimones con mi verga ya bien dura y le dije;
    
    Estas preciosa mi vida, tus nalgas se parecen a las de mi mujer y ya quiero estar dentro de ellas para hacerte gozar y hacerte mía.
    
    Él contestó muy interesado;
    
    De veras te gustan? si quieres puedes venir a cogerme cuando quieras.
    
    Supe en ese momento que sería mi esclava a partir de ese momento, inicie dándole dos nalgadas fuertes y solo gimió gustosa, me di cuenta que es de los que los golpes los ponen cachondos, pero a mí no me gusta la violencia en ninguna forma solo nalgadas y a veces golpes pero solo a quién se lo merece por agredir o ser mala leche.
    
    Comencé abriendo sus cachetes y su ano lucía un poco abierto seña de que era usado con cierta frecuencia y luego con mi lengua recorrí su raya, me gustó su olor y sabor, le toque su ojete con la lengua y lo forcé un poco y se abrió generosamente ya tenía un diámetro adecuado e introduje mi lengua que penetró muy fácil y me la apretó con su esfínter como si fuera una boca, cambie mi lengua por mi nariz y también entró sin problemas, a todo ...
    ... esto el respondía contorsionando su cuerpo y haciendo sus nalgas hacia atrás para recibir todo dentro de su culo.
    
    Decidí entonces probar con cuatro dedos y escupí en su ano, apoyé los cuatro y empujé con fuerza, hubo una pequeña resistencia y entraron sin mucha dificultad, entonces puse el dedo gordo en medio de mis dedos y empujé con firmeza, se tensó todo y hubo mucha mayor resistencia que antes, poco a poco fue cediendo la entrada y sus paredes rectales dejaron de presionar adaptándose poco a poco al diámetro de mi mano que en solo unos segundos se metió en aquel culote y desapareció sin dejar huella.
    
    Era alucinante ver cómo mi mano desaparecía entre sus nalgas y su esfínter me la apretaba como si succionara queriendo engullirla toda, eso me excitó mucho más y la saqué y luego lo penetre con todo y casi se comió hasta mis huevos, se sentía caliente y su esfínter hacía las veces de boca cuando se contraía aprisionando mi pene que entraba y salía de su culo.
    
    Yo me sentí en éxtasis aquellas nalgas eran expertas recibiendo huéspedes y me hicieron llegar al gozo indecible de nuevo después de soltar toda mi excitación en su interior, me moví dentro de sus nalgas hasta que me hizo llegar al clímax exprimiendo todo mi semen.
    
    Fue muy difícil aceptar renunciar al placer de permanecer más tiempo dentro de sus nalgas porque hacía mucho tiempo que yo no experimentaba gozo semejante desde que me quedé sin compañía.
    
    Aún lo abracé así desnudo y recorrí poco a poco todo su ...