1. El Día que fui Sumisa


    Fecha: 27/10/2017, Categorías: Confesiones Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... subiera en él, yo me puse encima abriendo las piernas, haciendo la postura del Andrómaco, me sujeto con las manos por la cintura, yo de rodillas sobre Omar, con las piernas abiertas, lleve su pene hacia mi vagina, empecé a subir y bajar, él con las manos, comenzó a acariciar mis senos, tocar mis nalgas, manosear mi ano, me estaba gustando. Creo que nunca me había sentido así.
    
    Luego me di la vuelta, dándole una vista espectacular de mi espalda, me senté sobre él apoyando mis manos sobre sus rodillas, él me sujetaba por la cintura y comenzamos de nuevo a tener sexo, estaba entregada a él, a su voluntad, y yo gemía sin parar (haciendo la pose del columpio). Seguimos por un rato así, luego sujeto sus manos a las mías, yo me movía de arriba hacia abajo, gemía, era increíble.
    
    Después, de eso, cambiamos de lugar. Yo me tumbe a la cama, de espaldas hacia abajo, estaba recostada, abrió mis piernas e introdujo su pene de nuevo en mi vagina, ahora era Omar quien se movía, sujetó con una de sus manos, mis dos manos a la altura de mi cabeza, y su pene entraba y salía de mi vagina, estaba mojadísima. Yo acostada, no dejaba de gemir, le decía: ¡sigue, no pares, ah...! ¡soy tuya, así, sigue,...! Había perdido la cordura. Seguimos teniendo sexo en la pose de misionero por un buen rato, entre mí, me sentía con algo de culpa, pero satisfecha.
    
    Al mirar las ventanas, noté que ya era de noche, entonces supe que tenía que volver a mi casa. Omar me suplicó para seguir un rato más, que no ...
    ... me fuera (quien quisiera irse en ese momento, creo que nadie), me dijo: ¡tu hija ya está grandecita, llámala por celular y dile que te demoraras unas horas más en volver a casa, por esta vez! Omar me suplicó con sus besos y caricias, hasta que me convenció, yo estaba a su merced, le obedecí si refutarlo (no sabía que estaba haciendo).
    
    Entre mí, con algo de dudas en la mente, llamé a mi hija y le dije que me quedaría un rato más, que volvería un poco más tarde de lo habitual, que cene y descanse, ella entendió. Omar se alegró, me beso de nuevo, me dijo que yo era suya, que haría lo que él me pidiese; y yo les respondí: ¡soy tuya, haré lo que me pidas!
    
    No podía creerlo, yo había engañado a mi hija. Salió bien la excusa, y Omar volvió a besarme y me dijo: ¡Ariana, ahora te quedaras un rato conmigo y harás lo que te pida!
    
    ¡Está bien Omar! le respondí, ¡me quedaré un rato más y haré lo que me pidas! Omar me pregunto: ¿Ariana, estas segura que harías lo que te pida? ¿No te negarás a lo que te pida? Yo dudando un poco en lo que me pediría, le respondí, que sí cumpliría lo que me pidiera, siempre que no sea extremadamente malo. Omar me dijo: ¡lo prometes Ariana! Dime que sí. Entonces le deje que sí.
    
    Le pregunte a Omar que era lo que él quería que yo hiciera. Omar, un poco apenado, me dijo que quería hacerme sexo anal, que tenía esa fantasía, que quería saber que se siente, que tenía un culo formidable, que cualquier hombre se sentiría dichoso de estar conmigo. Ante mi ...
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