La reeducación de Areana
Fecha: 26/02/2021,
Categorías:
Hetero
Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos
... vagina.
-¿Querés que la usemos ya?. –preguntó Amalia.
-No, dejá, mejor cenemos y que nos atienda ella, eso me va a poner más cachonda todavía…
Mientras ambas cenaban con la pupila de pie cerca de la mesa y atenta a cada orden de Amalia, hablaban de la hija de Eva.
-Che, ¿así que está buena esa cachorra? –dijo la dueña de casa.
-Todo un bocadito. Morochita, pelo largo, ojos negros enormes, tetitas de ésas que caben en la palma de la mano, lindas piernas y un culito fenomenal.
-Mmmmhhhhhhh, ya se me hace agua la boca… -dijo Amalia y de pronto salió de su éxtasis para ordenarle a la mascota:
- Servinos más vino, puta.
-Sí, señora. –dijo la pupila y luego obedeció inmediatamente.
-Está muy bueno eso de que diga “sí, señora” antes de hacer lo que le ordenaste.
-Es para que recuerde cómo es su nueva situación ahora que ha sido reeducada, que grabe en su cerebro de mascota su obligación de obedecer.
-Cortá ese otro pan en rebanadas, perra inservible.-
-Si, señora. -volvió a decir la pupila y tomó la panera para cumplir la orden en la mesada.
-Es notable que cuando la llamaste “perra inservible” su cara no se haya alterado ni siquiera mínimamente. –se admiró Elena.
Amalia rió, bebió un sorbo de vino y finalmente dijo;
-Resultado del tratamiento que aplico, querida. Combinación de castigo físicos y humillaciones en proporciones exactas.
-Me va a encantar presenciar el proceso con Areanita, si no tenés problemas, claro. –dijo Elena ...
... mientras miraba el culo de la pupila.
-Ningún problema, querida, me llamás antes y arreglamos.
La pupila terminó su tarea, depositó en la mesa la panera con las rebanadas y Amalia, luego de guiñarle un ojo a Elena, chasqueó los dedos una vez y entonces la mujer se puso inmediatamente en cuatro patas.
-¡Impresionante, impresionante! –se exaltó Elena mientras advertía que estaba empezando a mojarse.
-¿Te excita verla en cuatro patas? –preguntó Amalia al ver la expresión de Elena.
-Sí, y me excita lo que lográs, Amalia. –dijo Elena sin apartar sus ojos de la pupila.
La dueña de casa sonrió, halagada.
-Café?
Elena vaciló entre sus ganas de gozar ya mismo de esa hembra y el plus que significaba prolongar un poco más ese placer.
-Sí, que nos sirva el café. –decidió luego de un instante.
Amalia hizo chasquear sus dedos dos veces y cuando la pupila se puso de pie le ordenó:
-Servinos café, basura.
-Sí, señora. –dijo la pupila y giró hacia la mesada, donde estaba la cafetera encendida, con la infusión a temperatura.
Elena siguió el caminar de la hembra con la mirada fija en ese apetecible culo, cuyas nalgas subían y bajaban alternativamente una y otra a cada paso.
Un instante después, mientras ambas bebían el café con la pupila en cuatro patas junto a la mesa, Elena dijo:
-Me gustaría ver cómo es eso del amaestramiento, me llama la atención.
-Antes de cogerla te muestro de qué se trata. –dijo Amalia mientras Elena sentía el incesante fluir de ...