La reeducación de Areana
Fecha: 26/02/2021,
Categorías:
Hetero
Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos
... sus jugos vaginales empapándole la bombacha.
Terminaron de beber el café y Amalia dijo dirigiéndose a la pupila luego de ponerse de pie:
-Vos, seguinos en cuatro patas, basura maloliente.
-Sí, señora. –murmuró la hembra e hizo lo que se le había ordenado.
Las tres salieron de la amplia cocina para dirigirse al living, donde Amalia invitó a Elena a sentarse en un sofá de cuerina verde sobre el cual había una fusta. Elena la miró y luego miró a Amalia:
-Dámela, querida. –le pidió la dueña de casa. Elena se la dio y Amalia la tomó firmemente con su mano derecha para luego sentarse pegada a su visitante, le pasó un brazo por sobre los hombros, la atrajo hacia ella y después de hacerla vibrar con un beso en los labios, le susurró en la oreja derecha:
-Atenta y a gozar del espectáculo…
-Gracias… -devolvió Elena en un murmullo.
Amalia se puso de pie y con tono imperativo se dirigió a la pupila:
-¡Vos, desperdicio! ¡Parate!
La pobre se incorporó y de inmediato, sin pausa alguna, Amalia comenzó a darle una orden tras otra:
-¡De rodillas!
-¡Sentate en el piso!
-¡Sentate en el sofá!
-¡Estás mal sentada cucaracha inmunda! –gritó Amalia y le pegó un fustazo en las tetas. La pupila corrigió la postura y se mostro ante Amalia con la cabeza gacha, las rodillas juntas y las palmas de ambos manos apoyadas en los muslos.
-¿¡Qué se dice, puta inmunda?!
-Perdón, señora…
La pupila se incorporó y Amalia reanudó la sesión de ...
... amaestramiento:
-¡Parate!
-¡De rodillas!
-¡Boca abajo en el piso!
La mujer obedecía con la misma velocidad en que le llegaban las órdenes y Elena observaba el espectáculo facinada y cada vez más caliente.
¡De espaldas en el piso!
¡Parate!
¡En cuatro patas!
¡Lamé el piso, puta arrastrada!
-No puedo más, Amalia… Estoy que ardo… -musitó Elena. Amalia la miró sonriendo, pero siguió impartiendo sus órdenes a la pupila durante un rato más:
¡Sentate en el piso!
¡Parate!
¡En cuatro patas!
Elena veía cómo con cada movimiento las carnes de la pupila vibraban con un temblor tenso que las mantenía una décima de segundo en un punto y luego las arrojaba hacia arriba y hacia abajo para volverlas al punto inicial y de inmediato reanudar la danza.
La hembra jadeaba dando muestras de cansancio cuando por fin Amalia dio por terminada la sesión de amaestramiento:
-Basta, insecto. Suficiente por hoy. –dijo e hizo chasquear sus dedos una vez. La hembra se puso en cuatro patas y Amalia y Elena vieron que su costillar se contraía y expandía al ritmo de la agitada respiración, marcándose bajo la carne.
-Elena se había subido la falda y se acariciaba la concha por debajo de la bombacha, empapada de sus jugos.
Amalia la miró y le dijo:
-¿Calentita, mi amor?
-Soy una brasa, no demoremos más, por favor.
-¿Querés llevarla vos al dormitorio? –preguntó la dueña de casa y le extendió el extremo de la cadena del collar.
Elena la tomó, dio un tirón y ya en plan dominante ...