Alicia 17/25
Fecha: 28/10/2017,
Categorías:
Hetero
Autor: evloguer, Fuente: SexoSinTabues
... poco, parecían impresionarle las cosas exteriores, que la otra nadaba en riqueza, que era más alta, que tenía un vestuario impresionante y todas esas cosas. Yo solamente percibía el alma que latía dentro de esos cuerpos, percibía la vibración de la voz que indicaba unos pensamientos que no correspondían con las palabras emitidas; me fascinaba leer entre líneas todos esos mensajes subliminales que desnudaban al interlocutor. Luego de ésto, al fin inició su relato: Margarita le contó que rondaba a su padre hace un tiempo considerable, necesitaba de unos brazos que la mimen, desde que no había una mujer en la casa el clima era tenso. En el revistero del baño halló unas publicaciones con fotos muy explícitas, mucho más explícitas que las esterilizadas charlas sobre sexualidad que le impartían en el colegio. Esas fotografías hacían ver con otros ojos al hombre que había conocido toda su vida, el padre que la bañaba siendo bebita también tenía ese trozo de carne entre las piernas, ese trozo se pondría rígido antes de penetrar la carne femenina. Algunas ilustraciones mostraban a niñas extremadamente jóvenes, ella suponía que las nenas aún no tendrían la capacidad para excitar a un varón, que no podrían sentir cosas maravillosas como evidenciaban esas fotografías de criaturas siendo penetradas mientras sus caritas demostraban el placer que les daba. Así que urdió un plan de conquista: le mostraría partes de su bombachita usando vestiditos cortos, no le resultaba fácil con su altura ...
... que hacía parecer cortita toda prenda. Con cualquier pretexto tomaba las manos de su papito o se agachaba para dejar bien a la vista su colita. Nada, el hombre era de madera. Hasta que recordó que siendo chiquita rompió un jarrón al estar correteando por la casa, debía ser un jarrón importante porque su padre se enojó mucho y la subió a sus rodillas, levantando su vestidito le aplicó varias palmadas que la dejaron lloriqueando un rato y paradita en un rincón. Era el método necesario para que su padre le mire y toque la cola, pero ya no podía romper un jarrón, debía buscar algo más grave y sustraerle un cigarrillo de la cajetilla no sería ningún problema. Funcionó: apenas hallada la colilla por el padre enfurecido, la puso en posición sobre sus rodillas y levantó el negligee sin misericordia, solamente a la vista de esas nalguitas titubeó un poco, recordaba que él había lavado esa colita sucia cuando era beba, tenía el derecho de darle unos merecidos azotes. Los últimos palmazos que azotaban esas trémulas carnes ya no parecían tan furiosos, se distanciaban en el tiempo como indicando que una mirada se posaba allí, podía sentir su bombachita que quería enterrarse entre los globitos y unos amables dedos que se metían por la canaleta para volver la prenda a su lugar. Al retorcerse por el dolor podía sentir que algo oprimía su pancita, algo más abajo tal vez, y su padre le dijo que era una cochina, que había soltado chorritos de pis en su bombachita y la humedad lo evidenciaba. Se ...