-
Lo que pudo haber sido...
Fecha: 02/03/2021, Categorías: Gays Autor: Cold_P, Fuente: CuentoRelatos
... y continué – Te repito, quiero que seas completamente honesta. No quiero enterarme por terceras personas, quiero que tú misma me lo digas. Quiero que seas descarada, que me humilles. Se una zorra. Eso sí, cada vez que lo hagas, te voy a castigar duramente. CADA VEZ. – hubo un silencio cuando terminé solo roto por el sonido que generaba la frenética masturbación que me hacía. Al final me besó. —Probablemente lo haría sólo para que me castigaras… - me dijo cuándo se despegó de mí. – Pero eso lo puedes hacer siempre que se te antoje… Pero… me cae que estas verdaderamente enfermo —Lo sé – admití acercándome a ella - ¿Cuál es tu respuesta? —¿Tengo que responder ahorita? – preguntó con impaciencia —No – convine – Pero prométeme que lo vas a considerar —Te lo prometo – Se soltó de mi verga y ella misma se pegó a mí. Comenzó a sobar y a apretar mis nalgas. Me soltaba nalgadas fuertes mientras me besaba el pecho y el torso. Yo cada vez me excitaba más- ¿Ya me vas a coger o hay más cosas que quieras decirme? —¿Sigues queriendo ser mi esposa? - pregunté —Por supuesto - me aseguró en un tono que me dejó claro que la duda ofendía. Me sostuvo la mirada unos momentos y al final volvió a preguntar apretándome la verga - ¿Tons ya? Cómo respuesta a la pregunta, la empujé bruscamente hacia la cama. Abrí sus piernas y la penetré en el acto. Me apoderé de sus pechos y los apreté con brío. Ella sonrió y comenzó a gemir como la puta que es. Yo aumenté el ritmo, excitado ...
... a más no poder. Feliz, pleno. Ella se dejaba hacer y me demostraba así, su entrega, su pasión, su sensualidad. La besé y tras unos breves instantes, terminé inundándola con mi cimiente. Me abracé a ella. —Perdón – me disculpé muerto de vergüenza – no quería terminar tan rápido… —Shhh – me calló – Eres el mejor… Además, la noche es larga. —Eso sí – convine mientras salía de ella, con mi verga dormida. Ella se recostó sobre uno de sus brazos y me miró feliz. – Te amo. —Yo también te amo – respondí —Me sentiría honrada de ser tu esposa – me dijo. —El honor será todo mío – repuse. Nos quedamos recostados unos minutos, disfrutando solamente de la mutua presencia. Fue algo puramente mágico. —Sigues asombrándome – dijo mientras sus manos recorrían mi pecho. Adoro esa clase de caricias. – Y en el espíritu de los castigos que propones, quiero que me castigues ahorita. —¿Por qué? – le pregunté —Por todas las veces que te engañé en el pasado – respondió con cierto deje de obviedad y una lujuria implícita – Quiero que me lastimes, fuerte. Sin piedad. Que me dejes chillando… —¿Neta? – le pregunté y ella asintió con seguridad y picardía - ¿Segura? – le pregunté de nuevo sintiendo como mi virilidad comenzaba a despertar nuevamente. Ella sabe cómo me calienta la disposición al dolor. —Mira – me dijo y colocó una de mis manos en su hermoso trasero – siéntelas. Siempre serán tuyas, así como yo, pero, sobre todo, siente como mis nalgas están llamando a los ...