La vecina de mi cuñado
Fecha: 11/03/2021,
Categorías:
Sexo en Grupo
Autor: zorro_en_celo, Fuente: CuentoRelatos
Hacía unos días que fue el cumpleaños de mi cuñado y el mismo nos invitó a comer en su casa con su mujer, su hijo, su hija y el tuercebotas y maleducado del novio de esta. Todo transcurrió con normalidad, alegría y risas y a los postres, vino una vecina de ellos, que hacía seis meses que se quedó viuda, ya que el alcornoque y bruto de su marido murió de un infarto porque hacía una vida sedentaria, fumaba mucho y solía comer fuera de casa y consumía muchas grasas y bebía hasta caerse durante las comidas. Ya la conocíamos de antes y ella vino muy triste, pues a pesar de todo ella quería a su marido. Él nunca la hizo caso en ningún sentido, ya que siempre que mi cuñado les invitó a comer en su casa, tenía conmigo un "jueguecito" de miradas picaronas con astucia y zorrería.
Nos comentó apesadumbrada que había visitado a profesionales y que después de casi cinco meses, ya empezaba a superar la pérdida de su marido. Ella y yo nos gustábamos y cuando ella venía a casa de mi cuñado, solía vestir provocativa y sexy, pues al cabrón de su marido, le gustaba que ella vistiera así.
Yo me empecé a apiadar, tener compasión y conmiseración y me puse un poco triste, pues ella me caía bien a la par que me gustaba y me ponía cachondo por sus modelitos sexys. Esta vez vino de viuda, toda de negro, pero que le acentuaba y destacaba sus sexuales formas. Mi cuñado, educadamente, me pidió que la acompañara a la puerta y poco antes de salir ella, charlamos brevemente ella y yo y me contó que se ...
... sentía sola y sin ningún tipo de compañía y que si la podía hacer compañía alguna que otra vez. Yo no dije que no, ella me dio el número de su teléfono, nos dimos dos castos besos, quedamos en vernos ella y yo y se marchó sin más.
Al regresar yo a la mesa, les comenté lo triste que la vi, ya que siempre estaba riendo y de cachondeo y lo simpático que parecía su marido… y que me había dado su número, por si quería que la ayudáramos en algo. A todos ellos les pareció bien, dado el mal trago que ahora estaba ella pasando. A los tres días de esta charla, yo acabada de venir del gimnasio y sonó el teléfono que estaba en la mesilla de noche de mi habitación, fui raudo a cogerlo.
—¿Diga? —dije yo.
—Hola, Richard, ¿ya no te acuerdas de mí?, habíamos hablado en casa de tu cuñado Mark de que vendrías a verme y ¿ya no te acuerdas de mí? —dijo Candice.
Yo acababa de presentarme en casa y no esperaba llamada de nadie.
Y comenté - perdona, es que acabo de entrar en mi casa y no esperaba esta sorpresa - añadí. —¿qué es lo que quieres? — agregué.
— Quiero que vengas dentro de un par de días a mi apartamento a eso de las cinco y allí charlaremos, pues me encuentro sola y me gustaría que me acompañarás a comprar ropa - enunció Candice
— hasta entonces, Richard. Un beso — expresó ella.
Pasados esos dos días, cogí el coche y fuimos a ese gran centro comercial que habían abierto en la zona comercial de su barrio y tenía grandes tiendas de todo tipo. Al llegar al portal de ...